23/11/06

Silencio, habla Marías


Colaborador- Paco Cerdà

En algún debate desarrollado en este blog apareció el nombre de Javier Marías como uno de los autores que mejor titulan sus novelas. Buenos ejemplos de ello son Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí, Tu rostro mañana, Negra espalda del tiempo, o El monarca del tiempo. Además de la exquisita titulación, las novelas de Marías son siempre esperadas por sus comienzos, algunos de los cuales han dejado huella.

Corazón tan blanco

“No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados.”

Tu rostro mañana
1. Fiebre y lanza

“No debería uno contar nunca nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado la tierra o cruzado el mundo, o que sí pasaron pero estaban ya medio a salvo en el tuerto e inseguro olvido. Contar es casi siempre un regalo, incluso cuando lleva e inyecta veneno el cuento, también es un vínculo y otorgar confianza, y rara es la confianza que antes o después no se traiciona, raro el vínculo que no se enreda o anuda, y así acaba apretando y hay que tirar de navaja o filo para cortarlo. ¿Cuántas de las mías permanecen intactas, de las muchas confianzas brindadas por quien tanto ha creído en su instinto y no siempre le hizo caso y ha sido ingenuo demasiado tiempo? (Ya menos, ya menos, pero la disminución de eso es muy lenta.) Siguen intactas las que deposité en dos amigos que aún las conservan, frente a las puestas en otros diez que las perdieron o desbarataron; la escasa que di a mi padre y la pudorosa que di a mi madre, muy parecidas si no fueron la misma, la de ella además no duró mucho, ya no puede defraudarla o sólo póstumamente, si hiciera yo un día algún mal descubrimiento, y dejara de ocultarse algo oculto; no perdura la de mi hermana, ni la de ninguna novia ni ninguna amante ni ninguna esposa pasada, presente o imaginaria (suele ser la hermana la primera esposa, la esposa niña), parece obligado que en esas relaciones se acabe utilizando lo que se sabe o se ha visto en contra del amado o cónyuge -o de quien resultó ser sólo momentáneo calor y carne-, de quien hizo revelaciones y admitió un testigo para sus flaquezas y pesadumbres y se prestó a confidencias, o simplemente rememoró sobre la almohada abstraído en voz alta sin reparar en los riesgos, ni en el ojo arbitrario que siempre nos mira ni el oído selectivo y sesgado que nos escucha (muchas veces no es nada grave, una utilización sólo doméstica, defensiva y acorralada, para cargarse de razón en un apuro dialéctico cuando se discute largo, un uso argumentativo)”.

Tu rostro mañana
2. Baile y sueño


«Ojalá nunca nadie nos pidiera nada, ni casi nos preguntara, ningún consejo ni favor ni préstamo, ni el de la atención siquiera ... Ojalá nadie se nos acercara a decirnos ¿Por favor?, u ¿Oye, tú sabes?, ¿Oye, tú podrías decirme?, ¿Oye, es que quiero pedirte: una recomendación, un dato, un parecer, una mano, dinero, una intercesión, o consuelo, una gracia, que me guardes este secreto o que cambies por mí y seas otro, o que por mí traiciones y mientas o calles y así me salves?.»

(Gerardo Rueda)

17 Comments:

Blogger Alicia Liddell said...

Me llama la atención que todos los párrafos se inician con una negación: no, nadie ...

23:47  
Blogger Don Mendo said...

Muy bueno Marías... pone títulos tan buenos porque la mayoría los saca de obras de Shakespeare. Qué listo el tío.

05:36  
Blogger El detective amaestrado said...

A mí siempre me ha parecido que el arranque de una novela es algo primordial, que ahí se ganan o se pierden muchas de las batallas. Marías es un maestro indudable en ese arte

08:27  
Blogger pazzos said...

alicia lidell me lo quitó de la punta de la lengua, la negación es doble, triple:
No he querido... no era niña... no hace mucho...

no debería... nunca nada...

E incluso rizando el rizo una negación casi continua:
Ojalá nunca nadie nos pidiera nada, ni casi nos preguntara, ningún consejo ni favor ni préstamo, ni el de la atención siquiera

Un clásico Marías, un perfecto ejemplo de oratoria latina.

13:28  
Blogger memento said...

Hola Paco, tú, pies y los lectores me vais a disculpar que entre al trapo y amplíe el muestrario:
"Mañana en la batalla piensa en mí".
«Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda. Nadie piensa nunca que nadie vaya a morir en el momento más inadecuado a pesar de que eso sucede todo el tiempo, y creemos que nadie que no esté previsto habrá de morir junto a nosotros. Muchas veces se ocultan los hechos o las circunstancias: a los vivos y al que se muere -si tiene tiempo de darse cuenta- les avergüenza a menudo la forma de la muerte posible y sus apariencias, también la causa. Una indigestión de marisco, un cigarrillo encendido al entrar en el sueño que prende las sábanas, o aún peor, la lana de una manta; un resbalón en la ducha -la nuca- y el pestillo echado del cuarto de baño, un rayo que parte un árbol en una gran avenida y ese árbol que al caer aplasta o siega la cabeza de un transeúnte, quizá un extranjero; morir en calcetines, o en la peluquería con un gran babero, en un prostíbulo o en el dentista; o comiendo pescado y atravesado por una espina, morir atragantado como los niños cuya madre no está para meterles un dedo y salvarlos; morir a medio afeitar, con una mejilla llena de espuma y la barba ya desigual hasta el fin de los tiempos si nadie repara en ello y por piedad estética termina el trabajo; por no mencionar los momentos más innobles de la existencia, los más recónditos, de los que nunca se habla fuera de la adolescencia porque fuera de ella no hay pretexto, aunque también hay quienes los airean por hacer una gracia que jamás tiene gracia. Pero esa es una muerte horrible, se dice de algunas muertes; pero esa es una muerte ridícula, se dice también, entre carcajadas. Las carcajadas vienen porque se habla de un enemigo por fin extinto o de alguien remoto, alguien que nos hizo afrenta o que habita en el pasado desde hace mucho, un emperador romano, un tatarabuelo, o bien alguien poderoso en cuya muerte grotesca se ve sólo la justicia aún vital, aún humana, que en el fondo desearíamos para todo el mundo, incluidos nosotros. Cómo me alegro de esa muerte, cómo la lamento, cómo la celebro. A veces basta para la hilaridad que el muerto sea alguien desconocido, de cuya desgracia inevitablemente risible leemos en los periódicos, pobrecillo, se dice entre risas, la muerte como representación o como espectáculo del que se da noticia, las historias todas que se cuentan o leen o escuchan percibidas como teatro, hay siempre un grado de irrealidad en aquello de lo que nos enteran, como si nada pasara nunca del todo, ni siquiera lo que nos pasa y no olvidamos. Ni siquiera lo que no olvidamos.»

15:28  
Blogger Astilla said...

A mi me encanta leer la primera línea de cualquier libro sola, cómo si fuera independiente, antes de encadenarla a todo el río de palabras que vendrá. Los inicios son básicos para mi, me toman de la mano para meterme a la selva de palabras o me pasan de largo.
Tengo que confesar que también, me he comprado dos o tres libros sólo por su título, y muy pocas veces me he llevado una triste sorpresa.
Muy interesante tu blog. De verdad.
Me alegra haberlo descubierto.

18:52  
Blogger pies diminutos said...

Qué curioso y significativo el empezar con negaciones, verdad? Porque creéis que lo hace?

Yo tengo mi teoría: al empezar con fórmulas negativas nos anticipa que en la historia que nos va a contar, en la experiencia de esos hechos, el narrador ha aprendido algo que le incita a decirnos "vale la pena no saber ciertas cosas" (lección 1), "deberíamos contar lo menos posible" (lección 2), "evitemos tanto como podamos que se nos hagan preguntas" (lección 3). Y esto lo afirma el narrador a tenor de los hechos que seguidamente nos va a contar. Son negaciones que actúan como resumen y conclusión de una experiencia pasada. Son máximas que condensan y anticipan la esencia de una historia.

01:45  
Blogger Elena said...

Has escogido uno de mis autores favoritos. "Corazón tan blanco" y "Todas las almas" me parecen sencillamente geniales.
Me gusta tu explicación sobre el porqué del recurso al comienzo con negaciones. Todas sus historias son tremendas, siempre esconden secretos y realidades que dejan una profunda huella en la existencia. Es como si Marías nos preparara en cierto modo para lo que va a venir, una lección de vida tan poderosa que marca para siempre a los protagonistas de sus historias.
Un saludo

06:27  
Blogger pies diminutos said...

Sí, es la lección que aprenden sus personajes, pero es una lección que nosotros también podemos aplicar en nuestras vidas, de hecho, las historias de María no son para nada inverosímiles y podrían pasarnos a nosotros mismos.

Además, ¿tiene o no razón en afirmar lo que afirma? ¿No nos implica al otro el darle una respuesta? ¿No vivimos más tranquilos sin saber determinadas cosas? ¿Y qué me dices de hablar demasiado de uno mismo? ¿No puede ser tremendamente peligroso?

06:45  
Blogger Miguel Sanfeliu said...

Marías es un gran escritor. No me había fijado en lo de las negaciones, pero es cierto. Y me gustó mucho la posible explicación que nos has dado.
El inicio de "Mañana en la batalla piensa en mí" también es muy bueno. Iba a copiarlo pero ya se me adelantó Memento.
Un saludo.

08:47  
Blogger Elena said...

Por supuesto que hablar demasiado de uno mismo es peligroso, más por el hecho de quedar como un pedante que por otra cosa. Puede que el no saber ciertas cosas nos haga vivir más tranquilos, pero yo prefiero saber la verdad aunque me provoque inquietud o desasosiego. No soporto las mentiras.

13:34  
Anonymous Anónimo said...

Marías es un escritor, no sólo un 'narrador', un contador de historias, en el sentido que da su amigo Savater al término. Y la prueba de su maestría con el idioma se aprecia además de en sus novelas en sus traducciones. Ahí está por ejemplo 'su' 'Tristram Shandy', de Sterne, por el que alcanzó nada menos que el Premio Nacional de Traducción.

15:48  
Blogger fractal said...

Muy interesante el intercambio de ideas.

Para un escritor (no "narrador", cierto!) que domina el lenguaje imagino que intentar inicios fuera de la nroma será un juego más, otro gran placer.

Yo elijo el inicio de Baile y sueño: «Ojalá nunca nadie nos pidiera nada..." Dice mucho.
Es genial. Sin duda me incita a seguir leyendo.

Hablar de uno mismo es peligroso, pero no si es materia extrapolable y se convierte en algo universal; no si traspasa tiempos y espacios, y del mismo modo pudiera suceder hoy o ayer, aquí o allá.

Yo también quiero saber, coincido con perdidaentrelibros, no rehuyo planterame preguntas.
En ciencia son más importantes las preguntas que las respuestas, creo que en literatura también.

00:06  
Blogger pies diminutos said...

Hola a todos y gracias por proseguir con esta conversación!

No sé si yo misma habré inducido a confusión. Una cosa es el escritor, como creador de una obra, como autor físico del texto, es decir, el mismísimo Javier Marías, un ser real que compone una novela donde hay, como en todas (en muchas existe más de uno)un narrador. Esta figura sólo existe dentro del texto creado por el escritor Marías, es una instancia narratológica, pura ficción. La primera persona en un texto suele conducirnos a identificar la persona real del escritor con la del narrador del texto pero esta identificación es falsa. Yo puedo escribir una novela cuyo narrador es el hombre más facha de la tierra, ponerme en la piel de un ser así y componer un personaje totalmente verídico, y yo, como autora real del texto, ser la mujer más roja del mundo. No sé si me explico... igual pasa en poesía, donde encotramos, dentro del texto, esa figura que llamamos "yo lírico", esa primera persona que se expresa, y que no debemos nunca confundir con el poeta de carne y hueso. Me parece que Juan o Liter no usan la misma acepción que yo en mi comentario, vosotros decís "narrador" como sinónimo de "contador de historias" y yo, como esa instancia intratextual, ficticia.

Aclarado esto, yo creo que lo de hablar demasiado de uno mismo no va por el camino de la pedantería, sino por uno más peligroso. Que te conozcan excesivamente, que sepan cuales son tus debilidades, tus puntos flacos, que conozcan tu pasado, tus asuntos más íntimos, todo esto puede ser peligroso, puede acabar volviéndose en contra tuya. Si hablamos mucho siempre se nos escapan cosillas que valdría la pena habernos guardado para nosotros. Pero vamos, esta es la interpretación que le doy yo a la idea de Marías. Parece que el consejo es "sé más cauto, no te des al otro rápidamente".

En cuanto a saber o no determinadas cosas, mirad, no sé, yo prefiero algunas veces la ignorancia acerca de capítulos pasados de otras vidas. Mi curiosidad tendría un tope, el momento en que saber puede dar un vuelco nefasto a mi vida. Pero es difícil hablar en abstracto...

03:34  
Blogger fractal said...

Sí, pies diminutos. Al leer el comentario de Juan entendí que para él, Marías es un creador de estilo, un escritor que no se conforma con narrar algo, contar, sino que además busca hacerlo de una forma concreta.

11:30  
Blogger pies diminutos said...

Te entiendo Liter, y es algo con lo que no puedo estar más de acuerdo, una idea que yo misma he repetido cientos de veces: en Marías, fondo y forma se aúnan, se complementan, para lograr crear obras tremendas, simplemente geniales.

13:20  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por vuestra participación y por el debate surgido a raíz de la excelente observación que Alicia liddell ha hecho acerca de las negaciones en los comienzos de Marías.

Sí, el de Mañana en la batalla piensa en mí también es un bello arranque.

Saludos.

15:26  

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