22/10/07

La trama / los personajes / la novela


Pero ahora me importa llamar la atención sobre un defecto de análisis que nos hace atribuir nuestro aburrimiento en la lectura de una novela a que “su argumento es poco interesante”. Si así fuese podría darse por muerto este género literario. Porque todo el que medite sobre ello un poco reconocerá la imposibilidad práctica de inventar hoy nuevos argumentos interesantes.

No, no es el argumento lo que nos complace, no es la curiosidad por saber lo que va a pasar a Fulano lo que nos deleita. La prueba de ello está en que el argumento de toda novela se cuenta en muy pocas palabras, y entonces no nos interesa. Una narración somera no nos sabe: necesitamos que el autor se detenga y nos haga dar vueltas en torno a los personajes. Entonces nos complacemos al sentirnos impregnados y como saturados de ellos y de su ambiente, al percibirlos como viejos amigos habituales de quienes lo sabemos todo y que al presentarse nos revelan toda la riqueza de sus vidas. Por esto es la novela un género esencialmente retardatario -como decía no sé si Goethe o Novalis. Yo diría más: hoy es y tiene que ser un género moroso -todo lo contrario, por tanto, que el cuento, el folletín y el melodrama.

(...) Recuérdese ahora las novelas mayores del pasado que han conseguido triunfar de las enormes exigencias planteadas por el lector del día y se advertirá que la atención nuestra va más a los personajes por sí mismos que a sus aventuras. Son Don Quijote y Sancho quienes nos divierten, no lo que les pasa. (...) Lo mismo acaece con Julián Sorel o David Copperfield.


Ideas sobre la novela
José Ortega y Gasset





¿Qué nos interesa de una novela? ¿Su trama, su acción, las peripecias de sus protagonistas, sus aventuras, su historia?
O bien, ¿Los propios personajes, su mundo interior, sus contradicciones, sus sueños?
(Ilustración: Erró)

16 Comments:

Blogger princesadehojalata said...

Mucho más que la trama me interesan los personajes. Cómo se relacionan entre ellos, lo que piensan, lo que sueñana, cómo resuelven las situaciones...
Encontrarme en ellos, supongo.

Besitos. A sus pies.

15:03  
Blogger José said...

Tampoco creo que haya que crear una disyuntiva. Yo con las novelas con las que más he disfrutado tienen muy poca trama, quizás (ya sabes, pies, que lo mejor de Muñoz Molina es cuando detiene el tiempo y se recrea en detalles y situaciones mínimas -lo mejor para mí, claro-).
Pero también sabes que disfruté enormemente con Montecristo (novela popular... -jejeje-, con personajes estereotipados y melodramatismo industrial exagerado).
Sorel merece ser amado por sí solo, como tantos personajes, ¿verdad?

Lo que sí que me sorprende es la claridad de lo que no nos gusta. Habría que teorizar sobre lo que no nos gusta en la novela también, ¿no, pies?

15:51  
Blogger pies diminutos said...

Buenos días a todos!

El ensayo de Ortega y Gasset trata de explicar el paso necesario que debe dar la literatura en el siglo XX: las tramas están agotadas, es imprescindible la concepción de novelas de personaje y de ideas para que el género no sucumba.

Pero Gasset apunta algo interesante: una novela puramente de ideas y personaje es imposible, por lo aburrida, así de simple. Es más, el lector necesita psicológicamente una trama, aunque sea sencillita, para poder soportar la lectura de una novela. Es así, todos lo hemos podido comprobar. (Y como ejemplo de autor que de tan poca trama acaba saturando al lector, Gasset coloca a Proust).


Yo misma, en estos momentos, ando con "La voluntad" de Azorín, perfecto ejemplo de lo que el filósofo español coloca como novela de ideas. Y me doy cuenta de lo difícil que es mantener el ritmo de lectura, pues no te llega a atrapar tan ferozmente como lo hace una buena trama (de hecho creo que si no te gusta mucho la Literatura, es imposible leerse un texto así).

Hay ejemplos excelentes de novela lírica, de ideas o de personaje, mi favorita es Virginia Woolf. En sus libros prácticamente no ocurre nada pero la atmósfera de pensamientos y sensaciones que sabe desplegar, te seduce sin poder evitarlo... Pero para hacer una novela así creo que hay que ser mucho mejor creador que para hacer una de trama, pues arrastrar al lector con ideas es más complicado que con hechos.

Yo, como Princesa de hojalata, prefiero los personajes a la historia. Tal vez porque entiendo la literatura como un mecanismo de conocimiento de mí y de los otros. Tal vez por paralelismo: en la vida real me importan y preocupan mucho las personas.

Pero, la verdad, no le hago ascos a la trama pura y dura (como apunta Joselito, también se disfruta mucho con el folletín, aunque sea otro tipo de goce). Véase mi amor por las aventuras del detective de Baker Street.

A ver, Jose prefiere tratar lo que no nos gusta de la novela:
Está bien, no me gustan los textos farragosos porque sí, mucho ruido y pocas nueces, me parecen un fraude. Odio lo inauténtico en literatura, ya lo sufro bastante en la vida real. Tampoco me gusta lo que no me aporta nada, lo que me deja fría. No me gusta que alguien que no sepa, esté 200 páginas para contar lo que en 10, eso lo dejaremos para los capaces...

¿Algo más?

Besos y sigamos charlando.

04:28  
Anonymous Anónimo said...

A mí lo que más me atrae es la textura: como, a partir de un argumento que muchas veces es simple, y que desarrollaría en poco espacio, un escritor consigue reproducir un mundo.

06:19  
Blogger pies diminutos said...

Counter, precisamente eso es de lo que más admiro en literatura, una anécdota que es capaz de transformarse en todo un universo por el buen hacer del autor.

Besos y bienvenido!

12:14  
Blogger Elena said...

Aunque coincido casi totalmente con el maestro Ortega y Gasset, tienes razón en que una novela sólo de personajes llega a hacerse aburrida. Sin embargo, la trama es secundaria si la personalidad de los protagonistas consigue atrapar nuestra atención. Supongo que el secreto está en conseguir un equilibrio, ¿no? Preocuparse sólo por el argumento suele dar lugar a libros insípidos, tipo best sellers. Definitivamente, me quedo con los personajes.

14:36  
Blogger pies diminutos said...

Es interesante el apunte de Elena que relaciona una compleja trama en detrimento de los personajes con un tipo de literatura popular o comercial. ¿Quizá es necesaria una preparación y una sensibilidad especiales para poder gozar ampliamente con una novela de personaje o de ideas?

01:35  
Anonymous Anónimo said...

El problema de los best-sellers y las tramas, siguiendo con lo apuntado por Elena, yo creo que consiste en que el escritor de best-sellers se olvida de aquello de que hay que mostrar, no declarar. Usan un tema fuerte, llamativo, ni siquiera es necesario que sea realmente interesante, para atrapar al lector común, que no dispone de mucha cultura literaria. El opuesto es, por ejemplo, Jack London, que sobre temas muchas veces propios de una novela de aventuras, sin ningún alarde, nos transmite toda una forma de ver el mundo, a partir de los personajes, las acciones, etc. Pero, y aquí hago de abogado del diablo, una literatura en exceso de personajes corre el riesgo de ser una novela naturalista, tipo Zola, donde, a base de analizar, de aspirar al naturalismo, los personajes funcionan como autómatas.

06:07  
Anonymous Anónimo said...

La Colmena. Excelente ejemplo de novela de personajes y de ambiente más que de historia.

Javier Marías. Muestra de cómo se puede aunar una buena trama (aunque secundaria en el peso de la novela) con grandes descripciones y profundas reflexiones sin que la historia haga decaer el interés del lector.

Como apuntaba Ortega y Gasset, puede que el secreto se halle en los clásicos y, más concretamente, en el Quijote: Personajes inolvidables y una historia memorable. Y quien piense que ya no se pueden inventar buenas historias, tramas ingeniosas, da por muerta la literatura antes de hora...

Un abraç, püs. Torne a casa.

14:48  
Blogger Antígona said...

Creo que lo esencial, aquello que más nos importa, lo que más íntimamente nos constituye, nos representa o nos acontece en la relación con los otros y con el mundo, todo ello ya está en el fondo dicho.

Así que si una novela nos cautiva pienso que sólo es por el modo en que alcanza a presentar todo eso que ya está dicho, por la forma en que es capaz de hacérnoslo llegar, tocando tal vez fibras en nosotros que otros autores no han podido tocar.

En ese sentido, me quedo con la idea de que no es tanto lo que se cuenta, cuanto el modo de contarlo, lo que convierte a una novela en buena o mala.

Muy bueno tu post anterior sobre Ádega. Menos mal que hay males que carecen de toda posibilidad de exorcismo.

¡Un beso!

11:30  
Blogger Amazona Virtual said...

Legal que tenha lido meu blog! Como estou iniciando nessa possiblidade de conhecimento e interação vou estar sempre buscando contactar quem faz os comentários para trocar idéias!

Um abraço!

13:28  
Blogger pies diminutos said...

Counter, tienes razón, es cierto que hay novelas de tramas y de aventuras que nos llevan a interesantísimas reflexiones sobre nosotros y la humanidad, como las de Dickens, por ejemplo. En cuanto al naturalismo y los personajes, hay que tener en cuenta que precisamente Ortega aboga por novelas de personaje para oponerse a la literatura naturalista. Todo esto sería muy complejo de explicar en un blog sin hacerse farragosa... Simplemente, piensa que el naturalismo investiga los personajes como si de componentes químicos se tratará y a partir de su herencia genética y su ambiente (el "determinismo" de Taine, las doctrinas positivistas de Comte...) En cambio, la literatura del XX, tal como postula Ortega, es "de personajes" en tanto su fluir de conciencia, sus pensamientos volando en libertad, su particular punto de vista, etc. (ejemplos en Joyce o Woolf, etc.)



Paco, bienvenido y gracias por aportar tan valiosos ejemplos, “La colmena”, Marías.... Me gusta tu idea de que la clave está en los clásicos, así lo creo yo también... pienso en el Lazarillo, qué mejor novela de personaje que ésa, muchas veces tengo para mí que estamos ante las mejores 50 páginas de la literatura española cuando leemos las aventuras y disquisiciones de este entrañable pícaro...



Antígona, cuánta razón tienes. Y cuántas veces se nos cuenta algo sorprendente sin gracia alguna y, de repente, se nos cuenta lo de siempre como nunca se nos había dicho y nos causa un embeleso indescriptible. Qué importante es la forma, desde luego, aunque también es verdad que para poder valorarla hay que saber... En fin, besos y hasta pronto!


Amazona, espero tenerte por aquí, hace unos años estudié Portugués en la facultad y es una pena, pero se me ha olvidado casi todo, aunque te entiendo bastante bien. Besos y sigue por aquí!

02:43  
Anonymous Anónimo said...

Sí, llevas razón, de hecho caí en la cuenta un rato después de escribir el comentario, pero, ya se sabe, la flecha que está en el arco tiene que salir...

07:01  
Blogger Fackel said...

Tal vez nos interesa sentirnos personajes de la novela...y completarla

16:49  
Blogger pies diminutos said...

¡Qué estupendo, sentirse personaje! Hábito que práctico tan a menudo como puedo... por ejemplo, cuando voy en el tren hasta València, casi siempre voy soñando despierta una novela personal e intransferible donde yo protagonizo cada instante.

Besos, señor Fackel.

Y Counter, ya veo que no necesitabas mi explicación, besos a ti también.

12:15  
Anonymous Anónimo said...

¿Eres paisana, pies diminutos?

"Pepet de l'Horta"

07:34  

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