14/9/06

Historia mínima en Cuba

“Es liso. Mide catorce centímetros sin erección, el doble erecto. Pero no sé si porque soy amplia de cavidad, o porque él se mueve sabiamente, nunca me ha dolido ni me ha lastimado. Incluso ni en el palo del pespunte, el que va de la vulva al ano y a la inversa. Es rosado como la piel de un recién nacido, debajo de los tejido brillan miles de venitas rojas, parece un diminuto jardín de Príncipes Negros, que en cubano son las rosas rojas. El pellejo es dócil, cubre y descubre cuando es menester hacerlo, como un mantón belle époque. Al tacto tiene la calidez de la jalea real, ese vigor que cura la más emperrá amigdalitis. El centro es sólido, aprueba de derrumbes, apuntala’o desde siglos inverosímiles a.n.e., semejante a una columna del Partenón. La cabeza es –como un ordenador con el software más avanzado y eficaz- putona y cerebral, porque va justo al punto álgido, al triunfo. (...) ¡Leche, leche de mi corazón! La savia de este hombre es como cuando ordeñan a una Holstein jovenzuela, y el chorro cae en la vasilla igualito al maná celestial. Ése es precisamente el sabor de la esperma de este extraterrestre, un buche estrellado, luminoso, interplanetario, vía satélite. Un ponche repleto de una turba de saludables, deportivos y preñadores espermatozoides”.


Este es un libro sobre una historia mínima, personal, la de Yocandra, una mujer moderna en la Cuba castrista. Es una historia cotidiana, simple, una historia entre miles de las miles posibles es esa isla detenida en el tiempo. Una historia que retrata el día a día bajo el régimen de Fidel, con un tono desenfadado, ingenuo, humorístico, medio resignado a esa “nada cotidiana”.

Los apagones de luz cuando más la necesitas, el intercambio de productos para poder abastecerse, la necesidad de arriesgar la vida para llegar a la orilla estadounidense o de casarse sin amor con un turista extranjero sólo para marcharse de allí... contado todo ello con cierto rencor pero sin rabia, sin apenas reflexión (eso le toca al lector), es lo que vamos a hallar en este texto de la cubana Zoé Valdés, actualmente afincada en Francia.

Es una novela que trabaja sobre la carencia, de alimentos, de ocio, de libertad... y también sobre la hipérbole, como más arriba habéis podido leer. Las escenas de sexo están plagadas de tópicos basados en las fantasías sexuales femeninas, son escenas grotescas, exageradas, hasta risibles. Al fin, es una novelita que se lee rápido, con un estilo fresco y fácil, sin más intención que la de presentar esa cotidianidad cubana que desde aquí se nos escapa.

11 Comments:

Blogger Zârck. said...

Muchas gracias por pasearte por mi Jardín. Te invito a que lo hagas cuando gustes y comentes lo que te apetezca.
Yo pienso volver a ti siguiendo las huellas de tus pies diminutos...

07:51  
Anonymous Anónimo said...

Un hola pequeñito que haga conjunto con tus diminutos pies. Tenemos algo más en común que el gusto de leer a la Jelinek. Ya nos iremos conociendo.

08:13  
Blogger El detective amaestrado said...

Que tórrida, que explícita...Directa, sin tapujos.Me gusta

08:32  
Anonymous Anónimo said...

Una vez más, gracias por tu estupenda reseña, pies diminutos :-)

09:04  
Blogger Clarice Baricco said...

Este libro de Zoé no lo conocía. Así que apuntado.

Saludos jovencita...

11:23  
Blogger Breo Tosar said...

Pies! Se te ha ido la olla con esta entrada!! jajajaa!! Sé buena, que tienes un corazón muy alocado!!

11:28  
Blogger Breo Tosar said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

11:29  
Blogger Miguel Sanfeliu said...

Buena reseña.
A sus pies... diminutos.
:)
Saludos.

13:33  
Blogger pies diminutos said...

Muchas gracias a todos por vuestra visita y vuestra huella. Un abrazo.

04:56  
Anonymous Anónimo said...

Me he extrañado mucho con tu entrada. No es propia del espíritu. Me has decepcionado. Lo siento.

08:51  
Blogger pies diminutos said...

Hola Kik, no entiendo qué quiere decir "no es propia del espíritu" ¿del espíritu de qué, de quién?.

Yo no siento haberte decepcionado porque no escribo aquí para ser un ejemplo de conducta o para que juzguen éticamente mis juicios o mi forma de ser. Este es un blog libre, donde se habla de arte y literatura y de todo lo que estos artes contengan, entre esas miles de cuestiones, una de ellas es el sexo, y por eso en esta entrada hace su aparición.

Por otro lado, y si entramos en el terreno de los juicios morales sin necesidad de conocernos, he de decirte que si te decepciona que en un texto literario aparezca una estampa sexual, me parece que tienes un problema importante, porque el sexo es lo más natural del mundo y nada hay de vergonzoso o degradante en él, la verguenza y la degradación están en la persona que lo mira con ojos enfermos o asustados. Pero tampoco quiero hacer un drama de esto... Simplemente invitarte a no visitarme más si este blog posee contenidos que te "extrañan" o disgustan. Gracias.

09:47  

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