23/6/07

Schnitzler o la deconstrucción de la Viena finisecular


La ronda es un drama representativo de los llamados Eiknakterzyklus o ciclos en un acto, cuya principal característica es presentar variaciones sobre un mismo tema. En este caso, encontramos la temática de la relación sexual entre un hombre y una mujer como nudo de cada una de las breves escenas en las que se divide la obra. Pero La ronda, como sugiere su propio título, tiene una estructura de carrusel que merece la pena comentar: en cada escena aparecen dos personajes, de los cuales, uno nos es conocido pues ya había protagonizado la escena anterior junto a otro personaje que ya no aparece. De este modo se produce como una cadena que une a todos los personajes entre sí, y en la que cada eslabón viejo nos presenta al eslabón nuevo, que a su vez nos presentará al siguiente eslabón.

¿Qué tipo de personajes dan forma a esta ronda? Schnitzler va a escoger una amplia gama a partir de las capas sociales que podemos encontrar en una sociedad como la Viena finisecular. De entre los marginados, la prostituta; de las capas bajas, la criada y el soldado; ascendiendo a la clase media, la muchachita ingenua; los burgueses están representados por el marido, la joven esposa y el señorito; los artista o el mundo de la bohème, por el poeta y la actriz; y el conde, en calidad de miembro de la nobleza. De todos modos, estos personajes, más que simular personas reales, constituyen auténticas máscaras sociales, de ahí que el nombre propio carezca de importancia.

Partiendo del estrato más bajo (la prostituta y el soldado) llegamos a una escena final en la que la cúspide de la pirámide social se une a uno de sus más ocultos cimientos, la prostituta, personaje que abre y cierra el ciclo. A través del recorrido que nos presenta La ronda observamos como el sexo desarma todo el entramado jerárquico de una sociedad sustentada en estas diferencias de clases. Al parecer, la fuerza igualatoria de la sexualidad es capaz de desmantelar las diferencias entre los estamentos, cuyos componentes, diferenciados entre sí por aspectos económicos y culturales (son evidentes, por ejemplo, las distinciones en el empleo del lenguaje entre el marido y el soldado, etc.), tienen en común el motor que mueve sus acciones: su instintivo deseo sexual.

Si es cierto que el sexo es el impulso regente en todos nuestros personajes, también lo es que no todos ellos exteriorizan este impulso de la misma manera. Así, debemos destacar la visión natural y abierta del sexo entre las capas más desfavorecidas, en las que el deseo sexual se muestra al otro de forma más diáfana y, por el contrario, hemos de hacer referencia a la rígida y ritualizada expresión de este deseo, siempre mal reprimido, entre las capas superiores.

Schnitzler no duda, pues, en sacar a luz la falsa moral burguesa característica de fin de siglo. Es la clase a la que pertenece el marido de La ronda, que rechaza la existencia de la instintividad humana, aunque en oculto la profesa, es decir, que da lecciones de moral a su esposa y se le confiesa fiel enamorado, para encontrarse al día siguiente con una jovencita en el reservado de un restaurante.

Y es que Arthur Schnitzler es el autor de su época que mejor supo mostrar las llagas, las enfermedades morales de su sociedad, una sociedad acostumbrada a ocultarlas bajo las bellas apariencias, en la pertenencia a un cuadro político modelo de convivencia pacífica o con la ayuda de un progreso intelectual y artístico nunca visto hasta entonces. En La ronda, obra que valió en sus momento el título de pornográfica, el autor vienés deconstruye los valores imperantes establecidos por la burguesía y los presenta en toda su crudeza ante los ojos escandalizados de los mismos que, tras la cortina de un reservado, los olvidan y trasgreden sin cargos de conciencia.

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿Tiene algo que ver esa "ronda" con la de Max Ophüls?

13:36  
Blogger pies diminutos said...

Hola Lemmy, encantada de conocerte!
La verdad es que no conozco esa ronda ni me suena el nombre de su autor... ójala tú me ilustraras!
Besos y hasta pronto!

13:58  
Blogger pies diminutos said...

Lemmy, hola de nuevo, me he dado una vuelta con el señor google y sí, tiene mucho que ver... soy poco cinéfila, sabía que la obra de Schnitzler se había llevado al cine, pero no sabía quién fue el director ni en qué año, etc. ahora ya lo sé, gracias a ti... y, desde luego, si me apasiona tanto el libro del alemán finisecular pues la película debo verla!

Un beso y gracias!

14:11  
Anonymous Anónimo said...

Max Ophüls realizó en 1950 una película que se llamó "La ronde". He comprabado que es una adaptación de la obra de Arthur Schnitzler.

14:16  
Blogger Fackel said...

Me apunto la referencia de la obra, aunque no soy dado a leer el teatro.

Por cierto, ¿alguien ha leído LA SEÑORITA ELSE? Es una narración vertiginosa, tanto en forma como hacia el fondo de la protagonista. Al menos eso me pareció hace tiempo. Me gustaría conocer la opinión de quien la haya leído, si es mujer, mejor.

Enhorabuena, PD, por traer a colación a Schnitzler, no es algo que se lleve mucho, aunque gracias a El Acantilado (antes Sirmio/ Quaderns Crema) se ha recuperado.

14:09  
Blogger pies diminutos said...

Hola Fackel, me alegra verte por aquí! Soy una gran apasionada de Schnitzler y mi obra preferida de él es "Frau Beaute y su hijo" (Cátedra), te la recomiendo mucho si te gusta la novela psicológica.

El 18 de febrero del 2007 dediqué la entrada de mi blog a "La señorita Else", si te interesa, pásate por allí y échale un vistazo!

Un beso!

01:02  
Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Como testimonio de una época, el autor desarrolla su ataque a la hipocresía institucionalizada. Por ese lado, es interesante.

Post con tu sello, mi apreciada pies diminutos.

Grandes salutes.

13:54  

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