"Casa de muñecas", Ibsen

Dicen que el portazo de Nora cuando sale de su hogar burgués dejando estupefacto a su marido, es el portazo más sonoro de toda la historia del teatro. Un hombre del norte, de la fría Europa, el dramaturgo noruego Henrik Ibsen, y en 1870, fue el precursor de un pensamiento feminista que entonces empezaba a despuntar y que él retrató en su reivindicativa y libertaria Nora.
Nora es una mujer de la burguesía media, perfecta esposa de su marido, aniñada, dulce, encantadora, sin más pretensiones que críar sus tres niños y hacer a su esposo el hombre más dichoso de la tierra. Para salvar la vida de éste (enfermo, necesita un caro viaje a Italia), es capaz de pedir prestado dinero mediante una firma falsa a un ser mezquino que, a posteriori, la extorsionará para conseguir sus objetivos (que su marido le otorgue un buen empleo en el banco donde trabaja). Nora ha ocultado a su esposo el préstamo del dinero a fin de no herir su orgullo masculino, pero pronto comprende que la tragedia va a desencadenarse, el marido acabará conociendo la cuestión y ella, confiada en el amor que hay entre ambos, espera su perdón y su apoyo frente al peligro de verse condenada a juicio por el tema de la falsa firma.
La reacción de su marido será muy distinta a la esperada. El marido la repudia por su acción en vez de agradecérsela, pues le salvó la vida, antepone su imagen social al amor por su esposa y se empeña en separarla de sus hijos para que no los contamine con su innata "criminalidad". Una carta viene a resolver el conflicto. El extorsionador advierte en ella que no va a seguir adelante con el juicio y que renuncia al puesto en el banco. El marido, que vuelve a verse a salvo del "qué dirán", se desdice de sus anteriores improperios a Nora y le propone seguir tan felices como hasta ahora.
Pero la mujer ya ha conocido la mezquindad oculta tras la fachada de buen esposo burgués. Incapaz de perdonar el egoísmo de su marido, vuelve los ojos atrás para revisar su existencia, y comprende que ella ha funcionado como una muñeca, como un simple juguete entre las manos del hombre a quien creía amar. Consciente del sinsentido de toda su vida y decidida a dar forma a su futuro por ella misma, a aprender y formarse como ser humano, a conocer mundo y conocerse a sí, se despide de un incrédulo marido que ve hecha añicos toda una utopía matrimonial construida a la medida del varón.
La huida de Nora es la huida de la Mujer del nido matrimonial y burgués, el abandono consciente del constreñidor espacio hogareño destinado a toda fémina epocal. Nora representa la alternativa a la mujer abnegada, dedicada al cuidado de la casa y de la prole, sin pretensiones personales de ningún tipo, la mujer "anulada". Ella reniega de este prototipo, desencantada de ser la protagonista de una casa de muñecas, y decide luchar por una existencia auténtica, intensa y plena. Nora cierra una puerta y abre otra, para que entre al mundo la mujer del siglo XX.
La reacción de su marido será muy distinta a la esperada. El marido la repudia por su acción en vez de agradecérsela, pues le salvó la vida, antepone su imagen social al amor por su esposa y se empeña en separarla de sus hijos para que no los contamine con su innata "criminalidad". Una carta viene a resolver el conflicto. El extorsionador advierte en ella que no va a seguir adelante con el juicio y que renuncia al puesto en el banco. El marido, que vuelve a verse a salvo del "qué dirán", se desdice de sus anteriores improperios a Nora y le propone seguir tan felices como hasta ahora.
Pero la mujer ya ha conocido la mezquindad oculta tras la fachada de buen esposo burgués. Incapaz de perdonar el egoísmo de su marido, vuelve los ojos atrás para revisar su existencia, y comprende que ella ha funcionado como una muñeca, como un simple juguete entre las manos del hombre a quien creía amar. Consciente del sinsentido de toda su vida y decidida a dar forma a su futuro por ella misma, a aprender y formarse como ser humano, a conocer mundo y conocerse a sí, se despide de un incrédulo marido que ve hecha añicos toda una utopía matrimonial construida a la medida del varón.
La huida de Nora es la huida de la Mujer del nido matrimonial y burgués, el abandono consciente del constreñidor espacio hogareño destinado a toda fémina epocal. Nora representa la alternativa a la mujer abnegada, dedicada al cuidado de la casa y de la prole, sin pretensiones personales de ningún tipo, la mujer "anulada". Ella reniega de este prototipo, desencantada de ser la protagonista de una casa de muñecas, y decide luchar por una existencia auténtica, intensa y plena. Nora cierra una puerta y abre otra, para que entre al mundo la mujer del siglo XX.
("La vida", Pablo Picasso)