31/8/06

Las mujeres a un pozo


"He leído que la inteligencia de las mujeres termina de crecer a los veinte o veinticinco años. No sé nada de la inteligencia de las mujeres y tampoco me interesa. Pero el espíritu de las muchachas muere a esa edad, más o menos. Pero muere siempre; terminan siendo todas iguales, con un sentido práctico hediondo, con sus necesidades materiales y un deseo ciego y oscuro de parir un hijo. Piénsese en esto y se sabrá por qué no hay grandes artistas mujeres. Y si uno se casa con una muchacha y un día se despierta al lado de una mujer, es posible que comprenda sin asco, el alma de los violadores de niñas y el cariño baboso de los viejosque esperan con chocolatines en las esquinas de los liceos."
JUAN CARLOS ONETTI, "El pozo"

El fragmento más descarnadamente misógino de esta obra del gran Onetti.
Obra en la que, entre otras cosas, encontraremos:

-Metaliteratura (el protagonista, un ser aburrido de la existencia, escribe una historia que es la que leemos)

-Apología de la indiferencia y el nomeimportismo (es increíble como todo le da exactamente igual, la política, el amor, la vida, todo... )

-Crítica a la falta de imaginación de la sociedad en general, desde los poetas a las prostitutas.

-La personalísma prosa de Onetti, su contundencia despiadada, sus oraciones cortantes y directas, a veces, de una transparencia abrumadora.

-Misogínia (puede que como simple juego del autor para moldear un personaje desapasionado de la vida...)

30/8/06

Donde acaba el 1 y empieza el 2


“El hombre que ignora a qué temperatura , con que suficiencia acaba un algo, y empieza otro algo; que ignora desde qué matiz el blanco ya es blanco y hasta donde; que no sabe ni sabrá jamás qué hora empezamos a vivir, qué hora empezamos a morir, cuándo lloramos, cuándo reímos, dónde el sonido limita con la forma en los labios que dicen: yo... no alcanzará, no puede alcanzar a saber hasta qué grado de verdad un hecho calificado de criminal “es” criminal. El hombre que ignora a qué hora acaba el 1 y empieza a ser 2, que hasta dentro de la exactitud matemática carece de la incontestable plenitud de la sabiduría ¿cómo podrá nunca alcanzar a fijar el sustantivo momento delincuente de un hecho, a través de una urdimbre de motivos de destino, dentro del gran engranaje de fuerzas que mueven a seres y cosas enfrente de cosas y seres?

La justicia no es función humana. No puede serlo. La justicia opera tácitamente, más adentro de todos los adentros, de los tribunales y de las prisiones. La justicia ¡oídlo bien, hombres de todas las latitudes! Se ejerce en subterránea armonía, al otro lado de los sentidos, de los columpios cerebrales y de los mercados. (...)

La justicia sólo así es infalible; cuando no ve a través de los tintóreos espejuelos de los jueces; cuando no está escrita en los códigos; cuando no ha menester de cárceles ni guardias.

La justicia, pues, no se ejerce, no puede ejercerse por los hombres, ni a los ojos de los hombres.

Nadie es delincuente nunca. O todos somos delincuentes siempre.”

CÉSAR VALLEJO, “Escalas melografiadas”

El día 1 de agosto de 1920, César Vallejo se ve envuelto en un grave amotinamiento político en el que se produce un muerto durante el saqueo e incendio del principal comercio de la localidad. Al parecer, Vallejo sólo había tomado parte como conciliador, pero el 31 de agosto es acusado como instigador de los sucesos y el 7 de noviembre es detenido y encarcelado en Trujillo. Los tres meses y medio en prisión dejarán un honda huella en su espíritu que se reflejará en toda su obra posterior. En la cárcel escribirá “Escalas melografiadas”, un libro significativamente vanguardista, siempre dentro del estilo personalísimo del autor, y una obra poco conocida, como ocurre con toda la prosa vallejiana, considerada hija menor de su poesía.

Las reflexiones sobre la justicia son unos de los pilares de “Escalas...”. Y el fragmento de más arriba habla por sí solo:
¿Dónde está el límite para establecer lo que es o no crimen?, ¿quién lo inventa?, ¿el hombre, ese ser que comente las injusticias más atroces?
Si el hombre es inexacto por naturaleza, si el tránsito del blanco al negro es indefinible, cómo poseemos la valentía de arrogarnos la capacidad de juzgar a otro ser humano “justamente”.
Y ¿qué es “justamente”? ¿Aquello que se amolda a las leyes y códigos? ¿Aquellos que moralmente encontramos “bueno”?... pero ¿dónde, dónde esa frontera, ese límite, esa línea entre lo bien y mal hecho?
¿Es la justicia siempre justa o nadie es delincuente nunca y todos somos delincuentes siempre?

28/8/06

Alatriste vs Pérez-Reverte


La revista XL Semanal, suplemento dominical de varios periódicos (ABC, Las Provincias, El Heraldo, etc.), ofrece en su número 982 un entrevista a Arturo Pérez- Reverte con motivo de su próxima incursión en la gran pantalla con la serie de aventuras de "El Capitán Alatriste". La entrevista es doble pues también participa en ella el actor que ha dado vida al protagonista de las novelas de la popular saga, Viggo Mortensen. Aquí mismo reproduzco el fragmento final de la entrevista:


A.P.R. La película es una película que cuenta lo que fue España, sin contemplaciones, para lo bueno y para lo malo. Algún cretino puede pensar que se narra una historia en plan Tercios, España, Imperio, pero estará muy equivocado. Es una película turbia, sucia, durísima sobre nosotros mismos. En este sentido vi rodar una escena que me sorprendió muchísimo. Es cuando en la batalla de Rocroi los franceses ofrecen a los españoles del Tercio Viejo de Cartagena la rendición honrosa. Viggo se adelanta con los compañeros y, resignado, dice: . Pues ahí me di cuento de que este hijoputa [ refiriéndose a Viggo] es español. Es que en este momento Viggo Mortensen es español.
V.M [ Ríe].
A.P.R. ¿Es verdad o es mentira, Viggo?
V.M. Espero que sí [riéndose].
XL ¿Y qué es ser español, Viggo?
V.M.
Saber perder.
A.P.R. [Sonriendo] Lo que demuestra que sí es español. Sólo un español lúcido puede decir eso.”

Bueno, Pérez- Reverte en estado puro. No sé si ustedes serán lectores asiduos de su vertiente periodística, de sus artículos de opinión en esta revista. Desde mi humilde punto de vista, este señor ha ido poco a poco caricaturizándose hasta convertirse en un puñado de expresiones estereotipadas de puro repetidas y de temas sobados y relamidos, a saber, los españoles son unos hijoputas y los políticos más, me encanta navegar con mi barquito en alta mar, y detesto el uso del femenino en “los niños y las niñas”.

Recuerdo cuando empecé a leer sus artículos, hará ya diez años. Me encantaba su forma contundente y clara de exponer las críticas y su peculiar atrevimiento en llamar a cada cosa por su nombre. Pero su estilo ha devenido en puro tópico, no ha sabido o querido innovarse y variar un tanto forma y fondo, y, a día de hoy, nunca me sorprenden en nada sus artículos. Incluso hago apuestas acerca del tema sobre el que versará su página este domingo.

Pero aquí estábamos hablando de la película, de “Alatriste”, dirigida por Agustín Díaz Yanes (a la derecha en la fotografía). Ha costado 20 millones de euros y cuenta con actores de la talla de Ariadna Gil, Juan Echanove, Unax Ugalde, Blanca Portillo, Javier Cámara, etc.

La pregunta es inevitable: ¿Será un éxito de taquilla? Tiene muchos puntos para que así sea. ¿Hay ilusión por ir a verla? El día 4 de septiembre es el estreno, y yo, por mi parte, sí que tengo ganas de arrebujarme en la butaca y contemplar ante mí las aventuras y desventuras del indómito capitán. Y para acabar, las palabras del propio creador del personaje en uno de sus artículos:
"No puedo aportar un juicio objetivo sobre Alatriste. Aunque durante su larga gestación y rodaje procuré mantenerme al margen cuanto pude, estoy demasiado cerca de todo como para verla con frialdad. Es cierto que unas cosas me gustan más y otras me gustan menos; y que durante diez minutos críticos –al menos para mí, autor al fin y al cabo– del primer tercio de la película me removí inquieto en el asiento. Pero eso aparte, debo decir que los soplacirios y cagatintas de mala fe que preveían un canto imperial de españolazos heroicos y rancio folklore de capa y espada, se van a tragar la bilis por azumbres. Nada más respetuoso con los textos originales. Nada más descarnado, fascinante y terrible que el espejo que, a través de la magistral interpretación de Viggo Mortensen –se come la pantalla, ese hijo de puta– se nos pone ante los ojos durante las dos horas y cuarto que dura la película. Un retrato fiel, punto por punto, como digo, al espíritu del personaje que lo inspira: descarnado, sin paños calientes, lleno de peripecias y estocadas, por supuesto; pero también de amargura y lucidez extremas. Contado en un caudal de imágenes de tanta belleza que a veces parece una sucesión de pinturas. Cuadros animados de Velázquez o de Ribera."

25/8/06

V de vida


¿Qué pasaría si en un futuro no muy lejano estuviéramos de nuevo bajo un régimen dictatorial?, ¿creemos que por haber logrado una democracia estable estamos completamente fuera de peligro de cualquier totalitarismo?, ¿qué sucedería si una serie de causas condujeran a un país como Inglaterra a erigirse como modelo de un estado autoritario en el siglo XXI?

La película "V de Vendetta"(James McTeigue), basada en el cómic homónimo, recrea para los espectadores la ilusión fatal de esta última posibilidad, la de una Inglaterra bajo el mandato de un “líder” muy semejante al führer alemán de 1933. El fascista de la película ha conseguido el poder mediante la manipulación y la mentira, gracias a un plan terrible perfectamente urdido: su propio partido realiza un ataque bactericida sobre la población civil que causa miles de muertos y una ola de terror sin precedentes; por supuesto, la culpabilidad es achacada a terroristas islámicos y “casualmente”, el antídoto para un posible nuevo ataque sólo lo posee el partido ultraconservador.

Una vez conseguido el poder, todas las típicas características de un régimen totalitario se suceden. En la película se nos muestra desde el toque de queda a las once de la noche hasta la imposibilidad de poseer un Corán en casa. Existirán listas negras para obras de arte o piezas musicales, y se creará una especie de policía del régimen llamada “Dedos”, que recuerda a las SS hitlerianas por tomarse la justicia a su modo. Los medios de comunicación serán el instrumento perfecto para penetrar en las conciencias de la población mediante frases vacuas (“Inglaterra prevalecerá”) y presentar una realidad trasformada al gusto del “líder”. Se perseguirá a los homosexuales o los activistas por la justicia social, siendo posteriormente torturados y utilizados para experimentos médicos. Las imágenes de sus cuerpos hacinados en un gran agujero no pueden dejar de remitirnos a las archiconocidas de los muertos judíos en campos de concentración durante la dictadura de Hitler.

En este contexto aparece la figura enmascarada de “V”, más que un ser humano, un símbolo de la necesidad de venganza y libertad de toda la población oprimida. Gracias a sus acciones en contra del sistema, todo el mundo va tomando conciencia de la farsa montada por el “líder” y sus secuaces y, poco a poco, van perdiendo el miedo a rebelarse, de manera que, al final de la película, toda la población en masa es capaz de enfrentarse con el sistema y colaborar con “V” para derrocarlo.

“V” desempeña el papel del libertador, capaz de dar su propia vida en el empeño de mejorar la de los demás. El extraño enmascarado consigue demostrar a su amiga y co-protagonista del film, Eveh, que lo único que realmente posee un ser humano es su vida y que merece la pena sentirnos dueños de ella y consagrarla a la causa en la que creemos.

24/8/06

La recepción de la literatura española en el extranjero (I), Francia

La revista de literatura "Quimera" dedica el especial de verano (julio-agosto, nº 273) a analizar cuáles son los autores españoles más leídos en países como Francia, Italia, Inglaterra, Holanda o EEUU. Resulta una iniciativa interesante porque es difícil hacerse una idea desde "dentro" de la proyección que tiene la literatura española en otros países. Aunque, en algunos casos, es relativamente sencillo acertar, hay otros que pueden sorprender a alguien o, incluso, disgustar.
Escogo un extracto del artículo dedicado al país galo:


"En el palmarés de autores traducidos destaca netamente Manuel Vázquez Montalbán, con 48 títulos, entre los cuales hay 19 de la serie Pepe Carvalho. Bastante atrás llega un pelotón que tiene en su activo antre 10 y 30 títulos y en el que participan, por orden decreciente:

Juan Goytisolo
Camilo José Cela
Andreu Martín
Gonzalo Torrente Ballester
Javier Tomeo
Enrique Vila-Matas
Francisco González Ledesma
Miguel Delibes
Juan Marsé
Arturo Pérez-Reverte
Juan Benet
Eduardo Mendoza
Soledad Puértolas

A los que les sigue un segundo pelotón con más de 5 títulos traducidos al francés, formado por

Javier Marías
Álvaro Pombo
Bernardo Atxaga
Ana María Matute
Quim Monzó
Julián Ríos
Carmen Martín Gaite
Sergi Pàmies
Juan Manuel de Prada
Rafael Chirbes
Rodrigo de Zayas

(...) Buen indicio del favor que goza la novela spañola es la multiplicación de los premiso literarios. Una vez más es pionero Manuel Vázquez Montalbán que ya en 1981 gana el Grand Prix de la Littérature Policière con Los mares del Sur. Más de un década despúes se otorga el mismo premio a Arturo Pérez-Reverte por La tabla de Flandes. Es un indicio más del atractivo de la literatura de suspense. En un lapso de 7 años, de 1998 a 2005, son seis los galardonados: Antonio Muñoz Molina con Plenilunio y Eduardo Mendoza con Una comedia ligera en 1998, de nuevo Arturo Pérez-Reverte con La carta esférica en 2001, Enrique Vila-Matas con El mal de Montano en 2003, Javier Marías con Mañana en la batalla piensa en mí y, finalmente, Ruiz Zafón con La sombra del viento en 2005. Quedan así confirmados valores ya reconocidos en su propio país, tanto en la vertiente culta como en la más popular de la novela."

¿Qué os parece la lista de exitosos novelistas españoles en Francia? ¿Echaís de menos a algún autor? ¿Consideráis a alguno indigno de estar en el palmarés de los más vendidos? ¿Qué opinión os merece la calidad de las novelas premiadas estos últimos años al otro lado de los Pirineos?

23/8/06

"El asesino amenazado", 1926, René Magritte


El cuerpo de una mujer desnuda con sangre en la boca yace sobre un sofá. El hombre bien vestido que parece ser su asesino está preparado para irse, con el sombrero y el abrigo encima de una silla, y al lado la cartera, pero le demora la música: escucha el gramófono con languidez.

Entretanto otros dos hombres (¿policías?), curiosamente parecidos, le esperan tendiéndole una emboscada en el vestíbulo, armados con una porra y una red. Y detrás de él otros otros tres, ya no mellizos, sino trillizos, miran desde el balcón, testigos fuera del marco de los hechos, como reflejos de los espectadores del cuadro que se asomaran a él en dirección contraria.

El surrealismo en versión belga de Magritte maneja visiones claras de significado oscuro. A diferencia de los fantástiocs paisajes oníricos de surrelistas de un Salvador Dalí, sus ambientes son extrañamente normales, y sus protagonistas son señores burgueses con corbata y bombín.

Pero Magritte se especializó en la irresolución permanente , en el misterio sin clave. "El asesino amenazado" debe tener su origen en las novelas y películas policíacas, que le fascinaban; pero su estudiada gelidez, la impasibilidad de sus actores, lo coloca en otra dimensión que no es la de la novela barata de misterio.

Lo más inquietante: que la mirada de los tres hombres del fondos se cruce con la nuestra. El propio asesino está amenazado; los contempladores son contemplados a su vez.

22/8/06

"Si te dicen que caí" (I), el argumento


“(...) Yo no sé nada, nosotros no hemos hecho nada malo con Susana, le digo que no, camarada, ay no me dé en el coco que desde pequeñito tengo pus en el oído. Sí que le oigo, precisamente a mí me gustaría ir a campamentos juveniles y me haría mucha ilusión tener la boina roja y el machete con su funda de cuero, es de lo más fermi, conozco a un chaval que tiene el correaje y cómo presume. ¿Qué si me apunto para ser flecha? Ya me gustaría, ya, pero mi padre no me deja. Manobra. Sólo que ahora está sin faena y anda con la malúva, pero rojo no fue, palabra, si hasta lleva como usted la araña en la solapa porque dice que es mejor para encontrar faena, ahora quiere sacarse el carnet nacionalsindicalista... En la carretera del Carmelo. La barraca la ha construido mi padre, somos siete hermanaos, de Cuevas, Almanzora: sí que entiendo el catalán, pero hablo el lenguaje del Imperio, camarada, como está mandado. (...) ¿Que la llevamos al refugio a la fuerza, que la raptamos al salir del cole, engañándola? Ni hablar ella vino por su gusto, usted no conoce a estas señoritingas, camarada, muchos remilgos pero les gusta el boniato... Espere, no me hostie, todo lo que digo es verdad, ay, ay, espere (...) ¿Amarrada a un bidet lleno de pólvora, eso ha dicho? Qué embustera. ¿Se encontró un boniato peludo en su plumier rosa? Mentira y gorda, cómo se puede calumniar así a los amigos. Si aquello le gustaba, si se reía con nosotros, (...) ¿Me puedo ir ahora? ¿No me llevará a la comisaría?, prometo no volver a llevar chicas al refugio, no quiero que me encierren en el Asilo Durán, eso no, ser flecha sí que me gustaría pero mi madre necesita lo que me saco de monaguillo, somos pobres, camarada, regáleme una camisa azul y unas botas con clavos y no le mentiré nunca, señor, adiós (vaya tragaderas tienes, tuerto de mierda) que le vaya bien (así te pudras).”

“Si te dicen que caí”, JUAN MARSÉ

Una historia sobre la superviviencia de un puñado de barceloneses tras la Guerra Civil Española. Así de sencillo, así de complicado.

Y si no, que se lo digan al Java, el protagonista, que se saca unas cuartos acostándose con furcias baratas para distracción de un ex teniente franquista, observador pasivo tras una cortina.

O que se lo digan a este mismo “voyeur”, héroe de guerra postrado en una silla de por vida, corroído por la metralla, dejándose cuidar por una joven del orfanato de las “Las Ánimas”.

O que le pregunten a esta joven, la Fueguiña, sola en el mundo, lavando el culo del paralítico cada mañana, dejándose sobar por todos los chicos del barrio.

O que hablen estos chavales, Sarnita, con un padre alcohólico que termina por ahorcarse, o Luis, tísico perdido, su madre, pajillera del cine Roxy, según las malas lenguas.

O bien, que nos cuente su historia el padre de Luis, el anarquista Lage, dispuesto a seguir luchando por sus ideales en la década de los cuarenta, pues en opinión de otros colegas rojos, “esto no puede durar mucho más tiempo, esto acabará pronto, seguro”.

Pero, sobre todo, que dejen hablar a la miserable meuca Ramona, perseguida por todos, por todos mancillada, asustada hasta de su propia sombra, por su pasado rojo y con un presente gris, Ramona, es el personaje que mayor conmiseración nos despierta, y del que nunca acabaremos de saber toda la verdad.

Marsé crea un friso perfecto de la Posguerra, a partir de un caleidoscópico uso de vidas anónimas perfectamente verosímiles, todas ellas abocadas al fracaso por las consecuencias de una guerra fraticida. Ni siquiera el único personaje de la novela dispuesto a quemar los recuerdos de tan terrible época y construirse una vida de triunfador, conseguirá eludir su pasado “xarnego” en el Guinardó, barrio periférico de Barcelona.
Al final, Marsé viene a decirnos que, tras una guerra como la del 36, nadie gana y todos pierden. Y que incluso los aparentes vencedores llevan dentro de sí una metralla culpable que los corroe, como el señorito Conrado tras su cortina.

21/8/06

Añoranza de las tardes lluviosas de invierno

Telegrafía simplista

La lluvia pone paraguas
sobre las cabezas de los ciudadanos.

Las miradas resbalan en el suelo,

ignorantes del equilibrio.

Los hilos de las conversaciones se humedecen

y quedan en las aceras sus ovillos mojados.

El telégrafo sin hilos es inútil.

La lluvia es un aparato Morse
sobre los vidrios de las ventanas:

tac, tactac, tac, tac.

El cielo y yo cambiamos noticias
por intermedio de los alambres de agua.

Alberto Hidalgo, (Perú, 1897-1967)

14/8/06

La belleza mata al artista


"La muerte en Venecia" de Thomas Mann, nos cuenta la crisis personal de Gustav von Aschenbach, paradigma del artista burgués decimonónico que, en busca de descanso y nuevos estímulos creativos, decide emprender un viaje hasta Venecia. Tras una vida basada en el autodominio y comedimiento de las pasiones, en la entrega continua y laboriosa a la creación de su obra literaria, tras formarse un modelo de existencia cuyos principales pilares son la perseverancia y la abstención, descubrirá como sus cimientos se quiebran ante la visión de la criatura más bella que nunca había soñado, un muchachito polaco llamado Tadzio, alojado en el mismo hotel que él.


La acción de la novela se resume en pocos trazos, pues las reflexiones y sentimientos del protagonista representan la parte más importante del relato. En primer lugar, la decisión del viaje, después la llegada a Venecia, el deseo de partir al no encontrar en la ciudad un ambiente saludable y el retractarse en el último instante, reconociendo que la causa de seguir en Venecia sólo tiene un nombre: Tadzio.


A partir de este momento el ritmo y la tensión de la novela van en aumento, paralelamente al ímpetu amoroso del protagonista, también in crescendo. Este apasionamiento conducirá al escritor a extremos desconocidos por un hombre de carácter tan frío y solitario: perseguir al chico a través de la ciudad de los canales, rejuvenecer su físico para parecer más atractivo e, incluso, permanecer en Venecia pese a la evidente peligro que supone para su vida. De hecho, Aschenbach prefiere ocultar a la familia de Tadzio el avance de la epidemia para así gozar más tiempo de la compañía del polaco, exponiéndolo a poder ser contagiado. Finalmente, será nuestro protagonista quien sucumba al mortífero cólera y muera en plena contemplación de su objeto amoroso.


Desde mi punto de vista, la novela de Mann posee dos potentes motores de la narración. En primer lugar, la muerte, presente a lo largo del relato impregnándolo por completo: el cementerio del cual surge ese extraño viajante que impulsa como un resorte a Aschenbach para viajar, el tétrico viejo borracho confundido entre los jóvenes del barco, las lúgubres góndolas circulando como ataúdes entre los canales de agua pestilente, el olor a desinfectante instalado en cada rincón de la ciudad (hasta en el cuerpo del irreverente comediante que visita el hotel), el mismísimo aspecto enfermizo y débil de Tadzio (no llegará a viejo, piensa varias veces el artista al observar la palidez del muchacho), el juego de los niños en la playa, en el que Tadzio permanece varios minutos sin respiración, el final de la novela y el propio título, todo ello se encuentra vinculado de una manera u otra al thanatos.


Al mismo tiempo, la dicotomía vida-arte, también expresable como materialidad-espiritualidad, ocupa largas digresiones del autor y remite al tipo de crisis personal por la que atraviesa el protagonista. Aschenbach vive dedicado a una actividad artificiosa, la creación literaria, y el viaje supone su toma de contacto con la realidad, a la que está desacostumbrado. El artista sufrirá las consecuencias de pertenecer a mundo artístico ficticio y la intensidad de las sensaciones vividas en el mundo de la realidad (Venecia no potencia su intelecto sino sus sentidos), el descontrol de sus emociones, le conducirá al fin.


Por otro lado, Aschenbach muy pronto será consciente de la inutilidad de tantos años de actividad literaria en busca de la perfección al verla plasmada en el clasicismo del cuerpo de Tadzio. La belleza física del joven no servirá para elevar al escritor a un plano espiritual superior, como en principio él creía, sino que el eros que de él se desprende lo conducirá a la embriaguez y al deseo, y de ahí, al abismo, no hay más que un paso.

10/8/06

Rodchenko o cómo ver unas gafas por vez primera

“Y he aquí que para provocar la sensación de vida, para sentir los objetos, para probar que la piedra es de piedra, existe aquello que denominamos arte. El fin del arte es ofrecer una sensación del objeto como visión y no como reconocimiento; el procedimiento del arte es el procedimiento de singularización de los objetos, así como el procedimiento que consiste en oscurecer la forma, en aumentar la dificultad y la duración de la percepción.”

TODOROV




El procedimiento del arte es el extrañamiento. Y los trabajos fotográficos de Rodchenko son el ejemplo más claro.

Observemos la fotografía de la vieja con las gafas. Es la madre de Rodchenko. Nada tendría de peculiar, nada nos llamaría la atención de su imagen, sino no fuera por las “extrañas” gafas que sostiene entre sus manos. No son unas gafas convencionales, no son las gafas que previsiblemente estamos acostumbrados a ver. Son unas gafas retorcidas, con un cristal más grande que el otro, unas gafas que debemos observar unos segundos más de lo habitual para cerciorarnos de que son eso, el objeto al que comúnmente llamamos “gafas”.
Si éstas hubiesen sido como las que todos hemos llevado puestas alguna vez, la fotografía de Rodchenko no nos hubiera sorprendido, y en consecuencia, no nos hubiéramos demorado tanto tiempo en su observación, pues no nos hubiera “extrañado”.

Pero expliquemos mejor este proceso de singularización del objeto artístico, tal y como expresa Todorov.

El objeto “gafas” se ha convertido en un objeto común, vulgar, repetitivo, en definitiva, prosaico. Ha sufrido lo que se conoce como un proceso de “automatización”. Cuando Rodchenko modifica la forma habitual de unas gafas, las “desautomatiza”. El resultado es que nuestra percepción de la imagen se intensifica (la observamos durante más tiempo, más concienzudamente) con el fin de comprender qué se esconde tras esa nueva forma.

Rodchenko oscurece deliberadamente la forma de las gafas y lo hace para provocar el extrañamiento en el espectador, singularizando un objeto prosaico. Es decir, Rodchenko hace que veamos unas gafas como si las viésemos por primera vez en nuestras vidas. Y, según Todorov, esa sería la misión del arte.


El mismo discurso puede aplicarse a las otras fotografía que acompañan este texto. Durante unos segundos, Rodchenko hace que permanezcamos indecisos ante esa silueta oscura: ¿es una persona vuelta al revés?, ¿es una pintura?, cuando descubrimos que es una sombra de hombre, (la sombra se ha “singularizado”, ya no es un elemento común y vulgar) observamos atónitos que tiene pies de carne y hueso. Y no podemos evitar una sonrisa de oreja a oreja.


Lo mismo ocurre con esta instantánea tomada desde arriba de una calle donde pasean varias personas. En un principio, el espectador cree que se trata de una fotografía tomada a ras de tierra pero no se explica como es posible que los protagonistas estén unos encima de otros, no acaba de comprender la perspectiva ni el color negro de los viandantes. Cuando se demora en la imagen, cuando deja que sus ojos investiguen en la superficie blanca y negra, consigue entender el perfecto picado de la fotografía. No hemos de olvidar el impacto y desconcierto que imponen estos juegos perspectivistas entre los contemporáneos del autor.

Al fin, lo que prevalece en estas y otra obras de Rodchenko, es su voluntad de sorpresa, su afán por despertar e involucrar al espectador, en convertirlo en sujeto activo ante tales ingeniosas propuestas. Y la verdad es que siempre es un placer aceptar estos juegos. Porque el “extrañamiento”, primero desconcierta, después divierte, y finalmente, engancha.

8/8/06

Galeano o la voz de los nadies

DICEN LAS PAREDES /2

En Buenos Aires, en el puente de la Boca:
Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie.
En Caracas, en tiempos de crisis, a la entrada de una de los barrios mas pobres:
Bienvenida la clase media.
En Bogotá, a la vuelta de la Universidad Nacional:
Dios vive.
Y debajo, con otra letra:
De puro milagro.

Y también en Bogotá:
!Proletarios del todos los paises, uníos!
Y debajo, con otra letra:
(Último aviso.)





LOS NADIES

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

LA NOCHE/1

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

EDUARDO GALEANO, "El libro de los abrazos"

¿A qué género pertenece la escritura de este señor?, ¿qué etiqueta pondríais a estos textos? No son poesía, ni microrelatos o relatos, tampoco son biografías o crónicas, ni anécdotas, apuntes, aforismos, no son cuentos o resúmenes de novelas, ni artículos periodísticos o ensayos... porque son todo lo dicho y muchísimas cosas más.

Superando sus propios límites, todos los géneros se alían en la literatura de Galeano, inventando así un género distinto. Género que bebe de mil fuentes y, a la vez, da forma a obras con un caudal inagotable de gratas sorpresas para el lector. Cada página de sus libros consagrados a este peculiar e innovador género ("El libro de los abrazos", " Bocas del tiempo", "Las palabras andantes",... ) constituye un deleite maravilloso por sí sola.

Pero la experimentación y el juego literario de Galeano no lo alejan de la realidad más dura. De hecho, emplea sus obras para denunciar las miserias e injusticias sufridas por el pueblo latinoamericano. Cede su voz de reputado intelectual a todos los acallados y olvidados, a los nadies que viven en el lado oscuro de las supersticiones, los dialectos y el folklore.

Eduardo Galeano me parece el mejor exponente del artista comprometido. Comprometido con el arte y comprometido el hombre.

7/8/06

EL DOCTOR AUTORIDAD



¡Vámonos a la feria! El tiovivo rueda sin parar, los niños ríen ante un pequeño mono gruñón, las carpas lucen sus vestidos rayados... pero, ¿quién es ese extraño viejo de peculiares gafas y ademán huraño? Y, ¿qué inédita actuación presenta en su caseta?. Cesare, el sonámbulo. No le preguntes hasta cuando vivirás...




La historia del Dr. Caligari, creada por la locura del enfermo Francis, internado en un psiquiátrico en manos de un doctor que es el propio Caligari de sus fantasías, es la historia de la omnipotencia de una autoridad, pues Cesare, más que un criminal culpables, es la víctima inocente de Caligari, un simple instrumento, como los son los jóvenes que en la Alemania de la época de Wiene, bajo la presión del servicio militar obligatorio, eran enseñados a matar y a ser muertos. Esta crítica revolucionaria es la que se esconde en la fantasía de un loco.

Y es que el tema de la tiranía ocupa la pantalla desde el comienzo hasta el final. La superioridad de los funcionarios municipales queda simbolizada en las enormes sillas que empequeñecen a cualquier ciudadano. Las escaleras son otro ejemplo de cómo el decorado refleja el poder de la autoridad: numerosos peldaños ascienden hasta el cuartel de la policía y en el manicomio, no menos de tres tramos de escaleras marcan la posición del doctor en la cima de la jerarquía.



Al ser la fantasía de un loco, al ser el producto de una alma agitada, la película no podía presentarse de mejor forma que bajo la estética expresionista. Todo en el film está puesto en disposición para transmitir al espectador esa atmósfera, en primer lugar, irracional, irreal (no olvidemos que estamos ante las manifestaciones mentales de un trastornado) y, en segundo lugar, inquietante, desasosegada, agresiva, como concierne a una historia de misteriosos asesinatos.



Los decorados de Caligari, de inspiración teatral, muestran una ciudad onírica, repleta de formas dentadas y agudas, de techos y ventanas en diagonales imposibles, de líneas zigzagueantes que niegan las reglas de la perspectiva, toda una geometría caótica en consonancia con la desazón y la carga de violencia que contiene el film. Los decorados logran, pues, una perfecta transformación de los objetos materiales en ornamentos emocionales.



La luz (el asesinato de Alan se percibe a través de las sombras proyectadas en la pared), el tinte de la película (cada color está escogido por su capacidad expresiva), la banda sonora, los mismos títulos de la película, e incluso el maquillaje usado por los personajes, todo contribuye a configurar ese ambiente amenazante y terrorífico que caracteriza el espíritu de Caligari.



Al final del film, no podemos dejar de preguntarnos: ¿Quiénes representan realmente la normalidad?, ¿el personaje ambiguo del director y su personal tenebroso del manicomio o la multitud de locos que lo pueblan? El mundo parece vuelto del revés, no podemos fiarnos de lo establecido, todo se vuelve contradictorio. Es la expresión del desconcierto de la época en la que, superada la Primera Guerra Mundial, en el mundo se deparaba, irremisiblemente, una segunda.



Para acabar, ¿es el Dr. Caligari una premonición de Hitler?. En todo caso, Caligari usaba su poder hipnótico para imponer su voluntad a su instrumento y esta es una técnica precursora (en contenido y propósito) al manejo del alma que Hitler sería el primero en usar a gran escala.

6/8/06

Andrea o Nada

"¡Cuántos días sin importancia! Los días sin importancia que habían transcurrido desde mi llegada me pesaban encima, cuando arrastraba los pies al volver de la universidad. Me pesaban como una cuadrada piedra gris en el cerebro.

El tiempo era húmedo y aquella mañana tenía olor a nubes y a neumáticos mojados... Las hojas lacias y amarillentas caían en una lenta lluvia desde los árboles. Una mañana de otoño en la ciudad, como yo había soñado durante años que sería en la ciudad el otoño: bello, con la naturaleza enredada en las azoteas de las casas y en los troles de los tranvías; y sin embargo, me envolvía la tristeza. Tenía ganas de apoyarme contra una pared con la cabeza entre los brazos, volver la espalda a todo y cerrar los ojos.

¡Cuántos días inútiles! Días llenos de historias, demasiadas historias turbias. Historias completas, apenas iniciadas e hinchadas ya como una vieja madera a ka intemperie. Historias demasiado oscuras para mí. Su olor, que era el podrido olor de mi casa, me causaba cierta náusea... Y sin embargo, había llegado a constituir el único interés de mi vida."

CARMEN LAFORET, "Nada"


Andrea, la protagonista de “Nada”, es una persona muy especial. Pero ella no lo sabe y por eso resulta tan encantadora para el lector.

Los que le rodean intuyen algo singular en su aura de chica seria, introvertida, pero sólo los que leemos sus pensamientos podemos conocerla en profundidad y llegar a apreciarla como se merece. Es un personaje que va seduciendo poco a poco, con un carácter apocado e indómito a la vez, nos provoca lástima por su indefensión, tristeza por su soledad, impotencia por su hambre (pasa noches en vela a causa de la inanición, pero es capaz de gastar su paga mensual en flores para Ena), y al mismo tiempo, nos admira por su capacidad de resarcirse, de eludir los malos influjos de la calle de Aribau. Pues Andrea vive en una casa tan desvencijada como sus habitantes, su abuela y tíos, representantes grotescos de la España de la Posguerra. Pero la protagonista, lejos de hundirse con el barco, sabrá salir a flote y madurar con la experiencia que adquirirá ese año de estudios en Barcelona.

Porque Andrea es tan débil como fuerte. Y muy especial. Me hubiese gustado ser su amiga.

5/8/06


EL DESPERTAR

Señor
la jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor,
el aire me castiga el ser
detrás del aire hay mounstros
que beben de mi sangre

Es el desastre
es la hora del vacío no vacío
es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contamplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada

(...)

Señor,
arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de Sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor,
la jaula se ha vuelto pájaro
y se ha devorado mis esperanzas

Señor,
la jaula se ha vuelto pájaro
qué haré con el miedo

ALEJANDRA PIZARNIK

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