29/11/06

"El analfabetismo ciega el espíritu"

Tanto la República como las organizaciones obreras, tuvieron siempre una gran preocupación por promocionar la cultura. Fueron conscientes de la alineación que en este sentido sufría el proletariado, para el que, desde siempre, habían permanecido vedados los campos de la enseñanza, incluso en sus niveles más primarios, monopolizados por el clero y la burguesía.
Para la República, la cultura era un arma para los extremismos; para las organizaciones obreras, era el camino hacia la comprensión de los mecanismos de explotación y alineación del proletariado. La República basaba su campaña cultural en la escolaridad generalizada. Los partidos y sindicatos obreros, sin negar la importancia de la generalización de la enseñanza, insistían más en su factor cualitativo, para que ésta no estuviera al servicio de la clase dominante.
Tras la sublevación militar, desaparecieron en la zona republicana los colegios religiosos. La enseñanza estuvo entonces a cargo de comités y sindicatos. Cada organización obrera tenía su propia sección cultural, distinta de las otras en cuanto a su orientación ideológica. Se decidió la unificación de las mismas creando el Comité de la Escuela Nueva Unificada (CENU) controlado por los maestros y los sindicatos obreros. Sus objetivos eran la difusión de los “principios racionalistas del trabajo y de la fraternidad humana, el sentimiento de solidaridad universal y la supresión de todo tipo de privilegios”.
Se abrieron escuelas en hoteles, conventos y cuarteles. Se crearon equipos especializados de maestros universitarios, “Las Milicias de la Cultura” para combatir el analfabetismo en barrios , pueblos y en el mismo frente, donde se montaron bibliotecas y se organizó la publicación de periódicos.
La propaganda tenía como objetivo, en primer lugar, la lucha contra la campaña de desprestigio alimentada por las fuerzas reaccionarias, tanto de los sublevados como del extranjero, que calificaban el nuevo orden surgido de la revolución del 19 de julio de caótico e inculto. Y, en segundo lugar, aunque al mismo nivel de importancia, la propaganda tenía la finalidad de crear un ambiente de confianza en la nueva orientación de la enseñanza y buscaba la colaboración popular en la campaña cultural, entendida ésta como arma contra el fascismo.
El principal instrumento de la revolución cultural fue el Ministerio de Instrucción Pública, desde donde se planteo la lucha contra en analfabetismo, tanto en la retaguardia, organizando brigadas volantes que recorrían los pueblos enseñando a leer a los campesinos, como en los frentes, gracias a la creación de las “Milicias de la Cultura” que ya hemos mencionado, y creando los Institutos Obreros en Valencia, Barcelona y Sabadell (institutos frecuentados en general por jóvenes mutilados que habían combatido en los frentes).
De los carteles de más abajo, el de la cabeza del soldado es, sin duda, el más conocido. Se trata de un militar que surge entre las páginas de un libro, como formando un todo con él. De este modo se pretende unir la cultura con los milicianos, y hacer ver que el analfabetismo nos hace peores en todos los sentidos.
El otro cartel, tremendamente impactante, muestra tres lacras de los pueblos incultos: la viruela en el rostro del crío, la limosna simbolizada por la moneda, y el tracoma, conjuntivitis aguda que puede llevar a la ceguera. La República quiere acabara con la enfermedad y la pobreza, y la cultura es el remedio a estos males. Sólo un sociedad con unos niveles altos de culturización, con un sistema educativo competente, puede poseer una sanidad pública correcta y un bienestar social y económico para sus ciudadanos.



(Extracto de mi trabajo "El cartel político: Un grito pegado en la pared" para la asignatura de Lingüística 2005/06, Filología Hispánica, Universitat de València)

28/11/06

El padre, la madre, el hijo, la hija


El padre se ha colgado
en el lugar del péndulo.
La madre está muda.
La hija está muda.
El hijo está mudo.
Los tres siguen
el tic tac del padre.

La madre es aire.
El padre vuela a través de la madre.
El hijo es uno de los cuervos
de la plaza San Marcos de Venecia.
La hija es una paloma mensajera.
La hija es dulce.
El padre come a la hija.
La madre corta al padre en dos
come una mitad
y ofrece la otra a su hijo.

El hijo es una coma.
La hija no tiene cola ni cabeza.
La madre es un huevo espoleado.
De la boca del padre
penden colas de palabras.
El hijo es una pala rota.
Por eso el padre se ve obligado
a trabajar la tierra
con la lengua.

La madre sigue el ejemplo de Cristóbal Colón.
Camina sobre sus manos desnudas
y atrapa con sus pies desnudos
un huevo de aire tras otro.
La hija repara el desgaste de un eco.
La madre es un cielo gris
y abajo muy abajo se arrastra
un padre de papel secante
cubierto de manchas de tinta,
El hijo es una nube.
Cuando llora llueve.
La hija es una lágrima imberbe.

Jean Arp

(La escultura también es del mismo autor)

26/11/06

Arte y política, arte dirigido


"Nuestros trabajadores de la literatura y el arte tienen que cumplir esta tarea; tienen que cambiar de posición, pasarse gradualmente al lado de los obreros, campesinos y soldados, al lado del proletariado, adentrándose en ellos, incorporándose a la lucha práctica y estudiando el marxismo y la sociedad. Sólo así podremos crear una literatura y un arte verdaderamente al servicio de los obreros, campesinos y soldados, una literatura y un arte verdaderamente proletarios."

Libro Rojo de Mao

¿No va contra el propio espíritu, contra la esencia del ARTE, el estar obligado a cumplir con determinada ideología?

¿Dónde está el límite entre arte y propaganda?
¿Pueden coexistir ambos en una misma obra?

23/11/06

Silencio, habla Marías


Colaborador- Paco Cerdà

En algún debate desarrollado en este blog apareció el nombre de Javier Marías como uno de los autores que mejor titulan sus novelas. Buenos ejemplos de ello son Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí, Tu rostro mañana, Negra espalda del tiempo, o El monarca del tiempo. Además de la exquisita titulación, las novelas de Marías son siempre esperadas por sus comienzos, algunos de los cuales han dejado huella.

Corazón tan blanco

“No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados.”

Tu rostro mañana
1. Fiebre y lanza

“No debería uno contar nunca nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado la tierra o cruzado el mundo, o que sí pasaron pero estaban ya medio a salvo en el tuerto e inseguro olvido. Contar es casi siempre un regalo, incluso cuando lleva e inyecta veneno el cuento, también es un vínculo y otorgar confianza, y rara es la confianza que antes o después no se traiciona, raro el vínculo que no se enreda o anuda, y así acaba apretando y hay que tirar de navaja o filo para cortarlo. ¿Cuántas de las mías permanecen intactas, de las muchas confianzas brindadas por quien tanto ha creído en su instinto y no siempre le hizo caso y ha sido ingenuo demasiado tiempo? (Ya menos, ya menos, pero la disminución de eso es muy lenta.) Siguen intactas las que deposité en dos amigos que aún las conservan, frente a las puestas en otros diez que las perdieron o desbarataron; la escasa que di a mi padre y la pudorosa que di a mi madre, muy parecidas si no fueron la misma, la de ella además no duró mucho, ya no puede defraudarla o sólo póstumamente, si hiciera yo un día algún mal descubrimiento, y dejara de ocultarse algo oculto; no perdura la de mi hermana, ni la de ninguna novia ni ninguna amante ni ninguna esposa pasada, presente o imaginaria (suele ser la hermana la primera esposa, la esposa niña), parece obligado que en esas relaciones se acabe utilizando lo que se sabe o se ha visto en contra del amado o cónyuge -o de quien resultó ser sólo momentáneo calor y carne-, de quien hizo revelaciones y admitió un testigo para sus flaquezas y pesadumbres y se prestó a confidencias, o simplemente rememoró sobre la almohada abstraído en voz alta sin reparar en los riesgos, ni en el ojo arbitrario que siempre nos mira ni el oído selectivo y sesgado que nos escucha (muchas veces no es nada grave, una utilización sólo doméstica, defensiva y acorralada, para cargarse de razón en un apuro dialéctico cuando se discute largo, un uso argumentativo)”.

Tu rostro mañana
2. Baile y sueño


«Ojalá nunca nadie nos pidiera nada, ni casi nos preguntara, ningún consejo ni favor ni préstamo, ni el de la atención siquiera ... Ojalá nadie se nos acercara a decirnos ¿Por favor?, u ¿Oye, tú sabes?, ¿Oye, tú podrías decirme?, ¿Oye, es que quiero pedirte: una recomendación, un dato, un parecer, una mano, dinero, una intercesión, o consuelo, una gracia, que me guardes este secreto o que cambies por mí y seas otro, o que por mí traiciones y mientas o calles y así me salves?.»

(Gerardo Rueda)

21/11/06

Trotar


Tratado IV

Hube de buscar el cuarto, y éste fue un fraile de la Merced, que las mujercillas que digo me encaminaron, al cual ellas le llamaban pariente. Gran enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y visitar: tanto que pienso que rompía él más zapatos que todo el convento. Éste me dio los primeros zapatos que rompí en mi vida; más no me duraron ocho días, ni yo pude con su trote durar más. Y por esto y por otras cosillas que no digo, salí dél.

Lazarillo de Tormes, Anónimo


El cuarto amo de nuestro pícaro nacional por excelencia es un fraile mercedario. El anticlericarismo es una de las piedras angulares (junto al tema del honor y la problemática de la mendicidad) de esta popular obra precursora de la novela moderna. No es gratuita, pues, la importante presencia de personajes pertenecientes al estamento clerical dentro de la galería de seres que nos va presentando Lázaro.
Este fraile, sin embargo, obtendrá breves servicios del zagal, pese a haberle proporcionado los primeros zapatos que Lázaro ha llevado en su vida. A los ocho días lo abandona. ¿Cómo era este fraile? Poco dado a sus oficios religioso y sobre todo, andador. Aficionado a la vida externa al convento y a hacer visitas. De hecho, Lázaro lo conoce a través de unas "mujercillas", que no son otra cosa que prostitutas, al cual llamaban como en estos casos se le llama al hombre de confianza, "pariente" (también las jóvenes de la obra cumbre de Fernando de Rojas llaman a la Celestina "tía").
Este fraile es un trotador, es un trota conventos. Y la palabra "trotaconventos ", en la época, era el principal sinónimo de alcahueta, o en su defecto, de alcahueto, de celestino. Este fraile se dedicaba a andar trajinando de casa en casa los asuntos amoroso-sexuales de quienes requerían sus inestimables servicios, y con total seguridad sería Lázaro su acompañante en estos entretenidos quehaceres. Pero el jovenzuelo se agota de tanto trote y, por esto, y por otras cosillas, lo abandona.
En la poesía erótica de la época existía una simbología muy clara. El significado sexual de "calzar los zapatos a alguien" era el de mantener con él relaciones sexuales. Y, sin necesidad de irnos al siglo XVI, "trotar" tiene un sentido evidente en un contexto erótico. De este modo, se nos hace la luz: esas cosillas que a Lázaro le hacen insufrible soportar al fraile son los favores sexuales que éste le exigía. Al fraile mercedario le gustaban las dos acepciones del verbo "trotar", ir de un lado a otro en asuntos seglares y acostarse con Lázaro. Una sutil pero punzante crítica al clero por medio del juego lingüístico. Las excelencias de una obra maestra.
(Van Gogh)

20/11/06

Joan Fuster i l'art

Picasso o la realitat.

Miró o l'alegria.

Klee o el silenci.

Chagall o la veritat.

19/11/06

Fuster y la literatura


Només hi ha una manera seriosa de llegir, que és rellegir.

Els llibres no supleixen la vida, però la vida tampoc supleix els llibres.

De tota novel·la, sempre en sobra la meitat.

El pitjor del plagi no és que siga un robatori, sinó que és una redundància.

Escriure -fer literatura- és tot això que vostés diuen, i de més a més, una forma de venjança.

El crític pot acabar creient que l'obra que comenta ha estat escrita exclusivament perquè ell hi exercesca el seu ofici de comentarista.

La Història de la Filosofia és aquell capítol de la Història de la Literatura on s'arraconen els grans llibres il·legibles.

JOAN FUSTER (Sueca, 1922-1992)


(Sólo hay una manera seria de leer, que es releer.

Los libros no suplen la vida, pero la vida tampoco suple los libros.

De toda novela, siempre sobra la mitad.

Lo peor del plagio no es que sea un robo, sino que es una reduncia.

Escribir -hacer literatura- es todo eso que ustedes dicen, y además, una forma de venganza.

El crítico puede acabar creyendo que la obra que comenta ha sido escrita exclusivamente para que él ejerza su oficio de comentarista.

La Historia de la Filosofía es aquel capítulo de la Historia de la Literatura donde se arrinconan los grandes libros ilegibles.)

(La traducción es mía)

(El cuadro es de Pollock)

17/11/06

Liba, lame


Las uñas de animales inexistentes arrancan nuestros ojos en los sueños.

Así es la noche.


Circula veloz el tren entre naranjos infinitos y, hecha un ovillo en mi asiento, me enfrento por primera vez a la poesía de Antonio Gamoneda. El mes pasado la revista Quimera le dedicó un número y éste, en la Letras Libres, encontramos un artículo sobre este peculiar poeta, un autor ajeno a generaciones y cenáculos, con 60 años de escritura a sus espaldas (además del premio Nacional de Poesía en 1987) y ganador este mismo año del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Leo:

Todos los animales se reúnen en un gran gemido. Oigo silbar a la vejez.

Tú acaso piensas en desapariciones.

Háblame para que conozca la pureza de las palabras inútiles.

Los naranjos compiten en intensidad de color con el cielo del mediodía. Releo incontables veces el verso final de este poema. A cada instante aumenta su significado, se me hace más claro su sentido. Quiero recordarlo para siempre. Los ojos piden más:

Ha venido tu lengua; está en mi boca

como una fruta en la melancolía.

Ten piedad en mi boca, liba, lame,

amor mío, la sombra.

Me encandilo, esta poesía me atrapa y me revuelve. Quiero llegar a su justo centro y me veo rondando en sus periferias. De esa imposibilidad de atraparla nace el deseo de seguir leyéndola. Cuando los bloques de hormigón han sustituido la cuadrícula de los árboles ya tengo un nuevo reto lector. Antonio Gamoneda.

(Paul Klee)

15/11/06

Víctima de su propia moral



El ángel azul
Joseph Von Stemberg
Basada en Professor Unrat de Henrich Mann
El profesor Unrat recorre las angostas callejuelas que conducen al local de variedades preferido por sus alumnos del gymnasium, “El ángel azul”. Su objetivo es realizar una perfecta emboscada, pillarlos in fraganti ante el espectáculo deshonroso que se ofrece en ese tipo de ambientes, espectáculos de una inmoralidad apabullante para la puritana conciencia del maestro. Esa misma mañana, había sorprendido a sus alumnos deleitándose con la fotografía de una mujer de vida licenciosa y cual será la sorpresa cuando, persiguiendo a los muchachos, se encuentre ante ella en su camerino. A partir de ese momento la apacible y discreta vida del profesor se transformará hasta dar un perfecto vuelco.
Una joven Marlene Dietrich en el papel de Lola, la actriz de cabaré que lleva de cabeza a los alumnos del liceo, logra enamorar al austero profesor Unrat, el cual cae a sus pies olvidando sus principios morales y su posición social. Las consecuencias no se hacen esperar, los jóvenes discípulos, en clara venganza, dan a conocer escandalosamente la relación que une a la artista con el maestro. El director del instituto, comprometido con los valores morales imperantes, no duda en expulsar al pobre enamorado, que se ve en la obligación de trabajar en la farándula, tras convertirse en el esposo de la bailarina y cantante. El descenso social acompaña la desacreditación personal de Unrat que pasa a ser uno más de la compañía y a ser tratado de forma denigrante por el director que la conduce.
Un profesor desgreñado, sucio y adicto al alcohol es el que regresa a su localidad tras varios años para volver a representar en el local que le llevó a la perdición, “El ángel azul”. Lola parece cansada del fracasado de su marido, al que ya no prodiga cariños y zalamerías, sino improperios y malos gestos. Ante la obligación de tener que salir a escena y verse rodeado de la gente que, en parte, participo de su descenso a los infiernos, el angustiado ex profesor tiembla, cree que no podrá soportar tanta presión. Y, efectivamente, Unrat descarga toda su ira contenida hacia la sociedad que le ha condenado a la marginación mediante un ataque violento a su mujer. La desesperación ha llegado a su máximo nivel.
La última escena nos lleva a reflexionar sobre como una sociedad, escudándose en unos supuestos inquebrantables valores, puede generar tanta incomprensión hacia aquel que los traspasa. Unrat vuelve de noche al liceo y se deja morir sobre su antigua mesa, desde donde impartía sus lecciones de moral a los alumnos, lecciones que se volvieron en su contra. La paradoja es evidente, el propio Unrat luchaba para que esos valores morales estuviesen siempre presentes, como dedos acusadores, en la vida de sus alumnos. Una vez inmerso en la marginación social, el protagonista entiende el sinsentido de tales principios, y se convertirá en detractor del orden burgués que antes promulgaba.
Al mismo tiempo, esta escena final de la película parece querer decirnos que el protagonista, realmente, nunca había querido dejar de ser profesor, pues éste era su oficio y le gustaba. Resulta muy triste que por el hecho de enamorarse y casarse con una artista, Unrat tuviera que renunciar a dar clases (circunstancia que hoy en día nos choca pues en la actualidad algo así no podría o no debería pasar). De hecho, tanto en la película como la novela en la que se basa, se pretende transmitir la necesidad de unos principios sociales más abiertos, más libres, lejos del corsé aprisionador burgués que a tantos adeptos les ha acabado haciendo la vida imposible.

13/11/06

El post del 13 de Noviembre está un poco más abajo (misterios de los blogs), y se titula MAESTROS DEL CARTEL!

12/11/06

El centro del mundo


A veces pienso en las cantigas de Alfonso X. En esos amanuenses de Toledo, copiando pacientemente (todo el tiempo del mundo es suyo) verso a verso. El scriptorium huele a humedad y apenas hay luz (es invierno), no sabemos sus nombres y ellos no podían imaginar la cantidad de décadas que transcurrirían hasta que, una noche de noviembre, cayeran en mis manos los versos de Raymond Carver.

Casi ocho siglos separan ambas manifestaciones artísticas, ochos siglos y la poesía permanece. Algo ha hecho que no muera, que se desarrolle, que cambien sus formas y fondos, pero que su espíritu se mantenga inalterable. Por una maravilla del destino, después de siglos de poesía, hoy aún está conmigo, contigo, no es la misma pero lo es.

Acaricio las tapas del volumen de Carver y pienso que la poesía ha existido y existe. Entonces pienso en si realmente esto le importa a alguien. Y pienso también en toda la cantidad de gente que vive sin poesía, que es la mayoría. Gente que nunca se acordará de los copistas medievales, por ejemplo. Y me veo entonces como un ser bastante inútil (pero feliz, claro), con la misma sensación que me embarga cuando descuartizamos en clase de “anatomía lingüística” una palabra, vamos a su origen y la acompañamos a través del tiempo hasta su actualidad. En esos instantes, puedo alejarme un poco de esa tarea apasionante que llevamos a cabo 50 personitas y darme cuenta de lo poco relevante que es. Y ser consciente de que, aunque durante muchas horas de mi vida el centro del mundo lo ocupan unos versos de Carver o un cantiga medieval, nunca el centro del mundo para el mundo será la poesía. Y, al fin, sonreír levemente, arrebujarme bajo la colcha, abrir el libro y leer.

(Reproducción pintada a mano sobre tabla de pino de miniatura de las cantigas de Alfonso X, el Sabio, siglo XIII)

10/11/06

Maestros del cartel


Georges Braque
Salon d'Automne, 1956

Man Ray
Man Ray. Los Angeles Country Museum of Art (Les Amoureux), 1966


Sonia Delaunay
Fête de l'Humanité. Les Peintres et l'Art du Livre, 1970


Félix Labisse
Le Passe Muraille, 1951

René Magritte
Festival Mondial du Film et des Beaux-Arts. Bruxelles, 1947


Le Corbusier
Le Corbusier. Musée National d'Art Moderne, 1962


George Grosz
Manhattan, 1931

Versos del 27


La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

Lorca

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta,
cuya respuesta no existe

Cernuda

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Salinas

¿Adónde va esa mujer,
arrastrándose por la acera,
ahora que ya casi es de noche,
con la alcuza en la mano?

Dámaso

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Aleixandre

(Man Ray)

8/11/06

"¡Solidaridad con las víctimas del fascismo!"

La historia fue así: Alemania e Italia decidieron ayudar inmediatamente a los militares sublevados. La República se dirigió a Francia en demanda de ayuda. Este país, con un gobierno frentepopulista, igual que el español, pareció en un primer momento dispuesto a ofrecerla, pero rápidamente fue objeto de presiones políticas por parte de Inglaterra hasta el punto de recibir del gobierno inglés un ultimátum: si Francia daba su apoyo a la República Española, Inglaterra se sentiría desligada de los franceses en lo que respecta a los compromisos contraídos por ambos países de mutua ayuda y solidaridad frente a una eventual agresión alemana.

El gobierno conservador inglés era contrario a todo tipo de ayuda y partidario de un acuerdo internacional de no intervención en la guerra española. Desde hacía tiempo, los ingleses se esforzaban por llegar a un acuerdo con Alemania e Italia que evitara lo que ya se preveía como otra Guerra Mundial. La intervención en España supondría para los ingleses: complicaciones internacionales, comprometer las negociaciones con Italia que se hallaban ya avanzadas y apoyar una revolución popular que iba en contra de sus intereses económicos y estratégicos en la península.

Inglaterra patrocinó en la Sociedad de Naciones el Tratado de No Intervención pretendiendo cortar de esta forma la ayuda alemana e italiana sin comprometer las posibilidades de un acuerdo con los países fascistas.

La no intervención fue un tratado en sentido único. Alemania e Italia no lo cumplieron y además obtenían la garantía de que el incumplimiento no sería recíproco, pues Francia e Inglaterra utilizaban con frecuencia el tratado para justificar su neutralidad frente a sus respectivos sindicatos que les exigían una intervención a favor de la República.

La situación de la Unión Soviética era más delicada. No podía desentenderse del conflicto español sin riesgo de perder su prestigio en los medios obreros europeos. Por otro lado, no estaba dispuesta a mantener con su ayuda una revolución dominada por los anarquistas y el ala que el PCE tenía poca influencia, suscitando con ello, además, la desconfianza de las potencias occidentales, cuya ayuda precisaba tanto en el terreno económico como en el estratégico ante la amenaza fascista. Se adhirió al tratado de No Intervención pero tras las violaciones comprobadas de Francia e Italia, decidió ayudar, no a la revolución, sino al gobierno republicano apoyado por el PCE. Con esta decisión lograba: tranquilizar a las democracias occidentales, salvar su prestigio frente al proletariado europeo y reforzar el PCE y convertirlo en eje de la política republicana y, en caso de ganar la guerra, variar la correlación de fuerzas en Europa.

Al gobierno español no le favorecía el Tratado de No Intervención. Toda su propaganda sobre este tema se dirigía a denunciar las violaciones del Tratado y a presentar cada vez más la guerra civil como una guerra clásica de defensa frente a una invasión extranjera. Hasta el último momento, esperó la ayuda de los países democráticos.

Tanto en las zonas de batalla como en las ciudades, surgían imperiosamente las necesidades de abastecimientos que sin duda debían desbordar las posibilidades de los organismos oficiales. La colaboración de organizaciones del tipo Socorro Rojo o Solidaridad Internacional Antifascista, haciendo llamadas constantes a la población para la solidaridad, fue de gran importancia. Se pedía la confección de ropas para el frente, el envío de víveres, ayudara las víctimas, etc.

Los carteles que vemos arriba resultan de los más crudos y escalofriantes de cuantos hubo en la época de la guerra. El primero, además, fue repartido por todos los países de Europa para dar a conocer las barbaridades que aquí se vivieron y que se empeñaban los gobiernos europeos en ignorar.

La imagen de los niños muertos por bombardeos aéreos nos revuelve la conciencia. Se trata de las víctimas más inocentes de la guerra, aquellas que más lástima inspiran, y querían ser un motivo para que algún país se decidiera a intervenir. El hecho de que, en vez de su nombre, luzcan un número, enfatiza más si cabe los horrores de la guerra. Los muertos dejan de tener identidad, son simples cuerpos vacíos de vida. Por otro lado, el autor de los carteles no es ningún iluso, sabe perfectamente que mediante el uso de la fotografía conseguirá impactar más a la masa, pues dota al cartel de mayor realismo y verdad.



Estos otros carteles también tratan el tema de la necesaria solidaridad en tiempos de guerra. Un viejecita con un bebé al brazo, dos seres tremendamente débiles, pueden ser bombardeados en cualquier instante. El dedo índice apela al espectador, “¿consentirás tú esto?”, pidiendo ayuda para evacuar de las urbes más peligrosas a estos ciudadanos indefensos.

El cartel del Socorro Rojo, pide también solidaridad con aquellos que han recibido las consecuencias manos blancas, protegen a unas viudas desamparadas por la pérdida del sustentador de la familia. Era necesario recolectar dinero o alimento para estas mujeres y sus hijos, que sin el cabeza de familia, muerto en el frente, iban a tener serios problemas y dificultades para salir adelante.

(Extracto de mi trabajo "El cartel político: Un grito pegado en la pared" para la asignatura de Lingüística 2005/06, Filología Hispánica, Universitat de València)

7/11/06

"La comida frugal", Pablo Picasso, 1904


Esta pareja flaca, casi demacrada, está sentada a una desolada mesa donde sólo quedan restos de pan y un poco de vino. Aunque sus largos dedos la abrazan tiernamente, el hombre, que parece ser ciego, aparta de la mujer su rostro angustiado, entreabriendo los labios con expresión afligida. Ella apoya la barbilla en una mano, al parecer más resignada y abstraída en sus pensamientos.
Picasso grabó este aguarfuerte al comienzo de su carrera, poco después de volver de su España natal a París, cuando era un artista de veintitrés años que luchaba por abrirse camino en Montmartre. "La comida frugal" revela su atención a la humanidad, y sobre todo, a los pobres y otros marginados sociales. Personajes obscenos y solitarios, a menudo gentes de los circos ambulantes, pueblan sus composiciones en esta época.
Aunque es el segundo aguafuerte de Picasso, "La comida frugal" demuestra un asombroso dominio del medio en la habilidad con que la pura línea capta los matices de la luz y de la forma. El suave residuo de tinta que Picasso dejó en la superficie de la plancha crea sombras evocadoras que contribuyen a la lúgubre atmósfera.

5/11/06

Italia y "il Duce"


La novela corta Mario y el mago de Thomas Mann posee una estructura en dos partes. La primera funciona como una descripción del ambiente de Torre di Venere, en tanto pueblo italiano bajo el yugo fascista, y la segunda, donde se nos narra el tipo de representación nocturna que realiza el mago Cipolla y sus consecuencias. Así, la primera parte funciona como marco de la segunda pues en ésta se materializan las sensaciones de opresión y embrujo que en la primera padecen los personajes.
En esta narración de Mann, basada en sus propias experiencias personales durante un viaje a Italia, se nos cuenta la aventura veraniega de final funesto que vive una familia alemana a orillas del Tirreno. La estancia vacacional comienza ya con mal pie al tener que abandonar su hotel por un absurdo motivo: una noble allí alojada teme por la salud de sus hijos tras conocer la enfermedad ya superada por el hijo del protagonista, una tos ferina. Días después, desencantados por tal injusticia, viven otra similar en la playa: son denunciados a las autoridades por ofensa al pudor público ya que permitieron a su niña de ocho años quitarse el bañador unos segundos.
El asfixiante calor sureño, irritante para un nórdico desacostumbrado, añadido al indefinible ambiente descrito así por el narrador protagonista: “...carecía la atmósfera de inocencia, de simplicidad. El público estaba como al acecho, y al principio no llegaba a comprenderse porqué y para qué: ostentaba dignidad, manifestaba gravedad y compostura, (...) y estaba siempre alerta sobre un innato sentimiento del propio honor. ¿Por qué era así? Pronto comprendimos que se trataba de política, que estaba en juego la idea de la nación.”, todo ello unido contribuía a fomentar el deseo de una rápida partida, sin embargo, ya fuera por desidia y pereza, ya por orgullo o despecho, pero sobre todo, por ansias de disfrutar de una experiencia singular y diferente, la familia decide permanecer y, por no contravenir el entusiasmo de los muchachos, asistir a la representación de un supuesto mago llegado al pueblo. Y es ahora cuando hace su aparición en escena el extraño personaje de Cipolla.
Se tratará de un artista de aspecto casi fantástico, sacado de otras épocas, cuya visión encanta al mismo tiempo que repele. Su actuación comenzará, tras domesticar un espectador complicado, con simples juegos con números y cartas para proceder, más tarde, a trucos más sorprendentes y peligrosos, llegando a colocar rígido a un espectador entre dos sillas y sentarse sobre él. Cipolla irá demostrando progresivamente sus espectaculares dotes de hipnotizador, hasta someter a un público variopinto a su voluntad (el propio protagonista, un hombre cabal e inteligente, siente la necesidad de marchar del espectáculo, pero es incapaz y permanece hasta el inesperado final).
Finalmente, y después de varios ejemplos de dominio del personal allí congregado, humillado y degradado, empleará al camarero Mario, un chaval introvertido y pacífico, para realizar una hipnosis del todo desagradable. Cipolla convencerá al joven de que se encuentra frente a su amada hasta llevarlo al punto de dar un beso a la boca del propio mago. La muerte de éste último no se hace esperar, un disparo certero de la pistola de Mario acaba con la atmósfera engañosa y opresiva creada por Cipolla y los asistentes vuelven a la realidad estremecidos.
La historia creada por Mann en 1929, mientras levantaba su cabeza el nacionalsocialismo alemán, podría reflejar a la Italia sometida al fascismo. De hecho, la figura hipnótica del mago, capaz de conquistar la voluntad de los espectadores con recursos ajenos a la razón, es la perfecta alegoría de un dictador como Mussolini. La mezcla de repulsa y exaltación que despierta Cipolla a su público recuerda a la contradictoria devoción del pueblo a un dictador: rendir honores a quien le oprime.

3/11/06

Comienzos literarios

Poco después de amanecer, el Nini se asomó a la boca de la cueva y contempló la nube de cuervos reunidos en concejo. Los tres chopos desmochados de la ribera, cubiertos de pajarracos, parecían tres paraguas cerrados con las puntas hacia el cielo. Las tierra bajas de don Antero, el Poderoso, negreaban en la distancia como una extensa tizonera.

LAS RATAS, Miguel Delibes

El interventor llegó a la ciudad en tren una noche de noviembre. En aquel momento no era todavía el interventor ni había adquirido los derechos o la propiedad del nombre. Se trataba sólo de un viajero anónimo al que las circunstancias del azar irían privando poco a poco de la condición de viajero y forastero hasta terminar convirtiéndolo en el interventor, el dueño exclusivo de la denominación.

PARADOJA DEL INTERVENTOR, Gonzalo Hidalgo Bayal

La señora Dallowey dijo que las flores las compraría ella.
Porque Lucy tenía ya trabajo suficiente. Había que desmontar las puertas, venían los operarios de Rumpelmeyer y, además, pensó Clarissa Dallowey, la mañana tenía la misma transparencia que si estuviera destinada a unos niños en la playa.

LA SEÑORA DALLOWEY, Virginia Woolf

Para Sherlock Holmes ella es siempre “la mujer”. Rara vez le oí mencionarla de otro modo. A sus ojos ella eclipsa y domina la todo su sexo. Y no es que sintiera por Irene Adler nada parecido al amor. Todas las emociones, y en especial ésa, resultaban abominables para su inteligencia fría y precisa pero admirablemente equilibrada.

LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES, Arthur Conan Doyle

(Imágenes: fotografía de Martín Chambi, obra de Gerardo Rueda, óleo de Matisse, pintura de Magritte)


2/11/06

Diccionario de los suplementos culturales

Paco Cerdà -colaborador-

ABCD las artes y las letras: El mejor suplemento cultural de España en la actualidad, distribuido cada sábado con ABC. Por su diseño, por el número de páginas (48 sin apenas publicidad) y, especialmente, porque se dirige a un público generalista sin caer en la vulgaridad. Es atractivo a la vista, con muchas columnas de opinión culturales y con una excelente plantilla de críticos (Fernando Castro Flórez, Jaime Siles, Juan Manuel de Prada...).

Babelia: Ha muerto de gloria. En su afán elitista (en los libros reseñados, o en las entrevistas y los reportajes), ha conseguido lo peor que le puede pasar a una publicación periodística: que su público no lo entienda ni le interese buena parte de los contenidos. Un suplemento literario no debería ser una revista de literatura especializada. Otro defecto es su "debilidad" por las novedades de Alfaguara o Anagrama, sellos que pertenecen al mismo grupo editor de El País (Prisa). Y si no que se lo pregunten a Ignacio Echevarría, crítico que fue despedido en oscuras circunstancias.

Cultura(s): Publicado por La Vanguardia cada miércoles, es el más rompedor de todos los suplementos culturales de España por su diseño y por su enfoque. Da mucha importancia a los autores de Catalunya y también a los extranjeros, lo cual no está nada mal. El mayor defecto: pocas páginas para crítica literaria y muchas para otros ámbitos de la cultura (cómic, televisión (?), cine...).

El Cultural: El suplemento que cada jueves publica El Mundo arrastra el defecto de su padre editor: el excesivo sesgo ideológico que lastran sus páginas (notorio también en ABCD). La maquetación es horrible, pese a que es el único en formato revista. Un aspecto positivo es el gran número de páginas dedicadas a la literatura.

Sólo dos reflexiones:
Los periódicos pierden dinero con los suplementos culturales y sólo los publican por prestigio y reconocimiento social en un ámbito tan apreciado como es la cultura. Son pocos los lectores que, como el protagonista de una excelente novela corta de Quim Monzó, compran uno u otro periódico en función del suplemento cultural que ese día publican. En cambio, son una gran mayoría los lectores habituales de un rotativo que desencartan el suplemento del centro del diario sin pegarle siquiera un vistazo (como las páginas salmón de economía).

Hoy en día, son los vehículos difusores de cultura más influyentes por el número de lectores. De ahí que las librerías bailen a su son en la mayoría de ocasiones.

Estadisticas web